viernes, 29 de mayo de 2009

Madrugada III

Balada
Sergio Pérez Portilla

Me he habituado tanto a tus brazos, a tu perfume, a tu deseo y a tus sueños, que empiezo a creer que siempre has sido para mí.
Nunca te busqué, pero día a día te esperaba. Caía la tarde y mi ventana me decía que mirara hacia afuera, que con la brisa del otoño un día llegarías y me harías muy feliz. Yo le creía y me asomaba con una sonrisa y una taza humeante en mis manos, con mis sueños escritos en un papel.
Tampoco desesperé, pero siempre añoré que te presentaras, que trajeras contigo la luz y la canción, el beso y la caricia, el verano y el amor.
Y llegaste, y tocaste a mi puerta, y yo que desde mi ventana te había seguido los pasos me abalancé para recibirte. Y abrí, y tú me viste y me dijiste que querías pasar. Yo te abracé y te llené de besos, y te conduje adentro, al lugar que preparé para ti desde que supe que vendrías a mi hogar, al lugar que siempre fue tuyo y que siempre lo será.

jueves, 28 de mayo de 2009

¡Cielos!



Tinta incolora
Sergio Pérez Portilla

Hay un verso escrito en cada gota que va cayendo, por eso me gusta caminar bajo la lluvia, para empaparme de su ardor y su ternura, para escuchar poemas sin igual.
No conozco mejor poeta que el cielo, que me brinda atardeceres de caricias, que me regala mañanas en que los brazos del eterno sol nacen en torno a mí y me rozan sin premura, o noches consteladas de complicidad, adornadas con esas velas titilantes.
Las nubes han sido particularmente generosas este día en que van aliviando la sed del suelo que nos sostiene, tierra de vida, de sueños, guarida sin par.
Un mismo techo nos cobija, un mismo cielo, un mismo sol, y una misma lluvia que nos moja y en cada gota nos regala el verso de un poema que para nosotros se escribió.

martes, 26 de mayo de 2009

Madrugada II

Scriptorium
Sergio Pérez Portilla

Bajo esta tenue luz, la de esta gastada vela, he recorrido páginas antiguas y letras constantes, he conocido historias y mundos fantásticos, y pude enamorarme de la montaña que cautivó tanto al primerizo autor, que le escribió mil versos y le dedicó siglos de carencias.
Sentado en esta silla de madera, he pasado días enteros hurgando entre frases y oraciones, los he copiado y aprendido, y a veces, sin quererlo, los he ofendido al equivocar un trazo, al dejarme llevar por mis ideas, al no poner todo de mi parte.
La piel de mis manos se ha hecho una con la piel de los tomos más valiosos, ediciones únicas, artesanales. Partes del corazón, del alma y de la mente de hombres y mujeres sensatos, preclaros, ambiciosos pero no egoístas, pueden palparse en la tinta vertida y en la tinta guardada. Si decir algo y ponerlo por escrito es una decisión madura, más lo es el decidir no escribir todo lo que a la mente se viene.
Por esta noche, la vela se ha consumido. Debo dejar la silla, mis manos han de descansar, mis ojos necesitan cerrarse, mi mente distraerse. Por hoy dejaré de recorrer frases y silencios, sólo por esta noche.

lunes, 25 de mayo de 2009

Madrugada I

Vuelta
Sergio Pérez Portilla

Vuela tu pelo y desata tu aroma, y cierro los ojos como intentando guardarte en mis pupilas o queriendo llevarte hasta el sitio más íntimo de mi corazón. Pero el deseo de verte, las ganas de morder tus labios y el recuerdo de tu tibio cuello me hacen alzar la mirada y prenderme con ella a ti.
Caminas y sabes que te veo, y sé que lo sabes y no me importa que lo sepas ni te importa que lo haga.
Volteas y me obsequias ese gesto de dulzura, y luego me presumes tu belleza que es envidia del rocío y de la neblina de diciembre.
Y digo tu nombre… te llamo despacio, y te detienes y me miras seria, y te sonrío y me sonríes, y andas sobre tus pasos y regresas a mi lado, y te digo que te amo, y me lo dices tú también con ese beso que apaga mi voz, pero que aviva mi ser.

viernes, 22 de mayo de 2009

Todo lo tiene, todo lo tendrá

Sentido
Sergio Pérez Portilla

La veré mientras me arrulla con su calma y me alimenta con su luz y me sostiene con su olor. La seguiré por los senderos y escribiré en las cortezas su historia irrepetible, grabaré en las piedras sus momentos de ternura, en las cuevas pintaré sus hazañas, en la tierra sembraré sus nostalgias para que cuando llueva crezcan y todos la recuerden, que todos la recuerden.
Que la recuerden porque ya no estará. Que la recuerden porque ya se habrá ido. Quizá tampoco yo exista, pues habré andado tras de ella, tal vez me perderé entre la espesura de hojas y flores, de raíces y ramas. Que la recuerden porque habrá cambiado su nombre, su faz, su esencia.
Ya no será un ojalá, sino una certeza tan evidente que abrumará. Ya no será tenue, sino brillante. Ya no se llamará esperanza, sino realidad.

martes, 19 de mayo de 2009

Estos mayos

Olvidar
Sergio Pérez Portilla

Ha sido una lucha constante, férrea, sin tregua. Han sido días agotadores, y en ellos mis pies se han cansado, mis manos se han agrietado, mi espalda ha cargado con mil años en un segundo.
Sabes que te habría invitado a pintar la vieja casa de la esquina, y con ella habríamos pintado nuestro destino.
Tuve que ver un millón de rostros para olvidar el tuyo, tuve que escuchar un millón de voces para arrancar de mis huesos la que tanto me gustaba escuchar, tuve que esconder los soles y las lunas para que no te volviera a pensar, tuve que convencerme con argumentos ilógicos de que nunca fuiste nada, y todo porque nunca lo volverás a ser.
Pero lo he logrado. He salido victorioso, a pesar del cansancio, a pesar de las heridas, a pesar del sudor y de la lluvia.
Lo he logrado, lo he logrado en verdad. Ya no eres lo primero que pienso en la mañana al despertar, ni mi primer sueño, ni la primera palabra, ni la letra de la carta que no te pude entregar.
Lo logré, aunque me llevé toda una vida, aunque me llevé una vida y un poco más: ya no eres lo primero que pienso al despertar.

Traducción

Pues una novedad: una amiga tradujo uno de estos sitios apalabrados y he aquí su colaboración. Es una traducción libre, pero le he dicho que me agrada la forma en que lo hizo suyo y lo plasmó. Gracias Lupita, porque a pesar de las horas de diferencia pudiste obsequiarnos este trabajo. El original es Mañanas frías, tardes de sol.



Cold sunrise, warm sunset
Sergio Pérez Portilla
Traducido por Lupita García

If you would have said yes, last night; today we would have been thinking in our future, in all the places we could have walked together holding our hands and feeling the wind in our faces, and we would have known that the short days would make us steal some moments to the night...
If you would have said yes with your eyes and with your voice. With those eyes as bright as a garden in bloom, with your voice sounding like a river when flows and gives life, if you would have done it or at least tried it, I would have insisted as enough as not to make pressure, just to make you realized that I wanted to take the risk, among all the uncertainties...

If your tender and small hands would have touched mine, looking forward to know more than need it, may be....

Once more, I wrote again with that stupid conditional which makes me realize that what I'm writing is not real and with that illogic 'would' that instead of making all hope come closer, it goes further away. But I know that using them I realize which things can be come true and which ones cannot. Then…
See you

jueves, 14 de mayo de 2009

Con frío

Efímera
Sergio Pérez Portilla

Que seas como el viento que pasa rápido y al momento ya está lejos de aquí…
Que seas como un latido que se pierde entre miles más…
Que seas como el libro olvidado en la inmensa biblioteca de la ciudad…
Que seas como la canción que siempre adelanto apenas la empiezo a escuchar…
Que seas como el suspiro que nadie quiere guardar…
Que seas todo esto, para que me dejen de doler tu aroma, tu presencia, tu ausencia, tu candor, tu pesar, tu decir, tu mirar, tu sentir, tu clarear.
Que seas todo esto para que me deje de doler al recordar. Que seas todo eso para que me dejes de doler, y para que, un día, siendo esto, seas más bien nada, nada en mi callar.

lunes, 11 de mayo de 2009

Pasos


A unos pasos de ti
Sergio Pérez Portilla

Te miro en el jardín, mientras tú recostada en la hamaca tarareas la melodía de una de tus canciones favoritas, y distraída juegas con la rosa que tienes entre tus manos. Te ves tan linda que a veces me pregunto qué haría sin ti.
El sol de media tarde enmarca este momento, y yo volteo como intentando agradecerle, pero lo olvido al darme cuenta de las mariposas que revolotean en la esquina de la cerca: suben, bajan, danzan, son pétalos vivos, son burbujas de colores. Casi me pierdo en ellas, pero no puedo dejar de verte, por lo que te busco de nuevo.
Tú sigues en tu vaivén de cadencia marina e intervalos de fragancias, y un par de golondrinas llama tu atención, pero pasan tan rápido que decidas volver a ver las flores recién nacidas.
Desde donde estoy no puedo sino imaginarme que te abrazo, que bebo de tus ojos tus años, que me alimento con tus sueños, que me descubres tu calidez y tus recuerdos, así que decido acercarme a ti. Aún tengo en mis manos las dos tazas de café, y aún humean como incienso. Intento no hacer ruido, prefiero verte así, distraída como estás, como eres, tarareando; intento que sigas siendo tú, pero al llegar a tu lado, lo he planeado ya, quiero abrazarte y darte un beso, y recostarme junto a ti.

domingo, 10 de mayo de 2009

Madres

Debía salir en Concilio, el 10 de mayo de 2009, pero no fue publicado. De todos modos: ¡felicidades a todas las madres, en especial a la mía!

Ser madre todos los días
Sergio Pérez Portilla

El evangelio de san Juan nos cuenta una historia extremadamente bella, bella incluso habiéndose dado en un momento por demás dramático: al pie de la cruz, a punto de morir, Jesús deja a su madre al cuidado del discípulo a quien él amaba, y el discípulo la recibió en su casa. Luego de unos instantes, Jesús murió (cfr. Jn 19, 25-30).

El carpintero de Nazaret amaba a su madre, y sabía que dejarla sola, sobre todo en esa época y en esa sociedad, era condenarla al repudio, a la habladuría, a valer nada. La amaba y sabía que debía cuidarla, protegerla, dar por ella lo que ella misma dio por él: todo. ¿Cómo hizo Jesús para que su discípulo la aceptara? Le dijo “ahí tienes a tu madre”. No dijo “aquí está mi madre, te la encargo”, sino tu madre. El discípulo la aceptó porque ella se convirtió en su propia madre, y con esa aceptación demostró que también la amaba. Habría sido más difícil que el discípulo cuidara del todo a María si hubiese visto en ella a la madre de otro, por eso tenía que verla como suya.

Hoy celebramos el Día de la madre, día verdaderamente especial para los mexicanos. Pero la celebración debe ser el culmen de un camino: a la madre que diariamente se le ama, se le respeta, se le escucha, se le cuida, se le protege, a ella es a quien celebramos. Ella es madre todos los días, no sólo lo es un día en mayo, o en cualquier otra fecha. La que lleva por nueve meses en su vientre a otro, lo lleva en su corazón y en su mente por siempre.

El maravilloso don de la maternidad, por otra parte, hace que la mujer colabore en la obra creadora de Dios, pues Él también debe ser visto como una madre. Para nosotros, occidentales de este siglo, eran dirigidas las palabras de Juan Pablo I de aquel domingo 10 de septiembre de 1978, una de las pocas, claro, en las que, para hacernos entender cómo es el amor de Dios, nos dijo: “Dios es padre, más aún, es madre”. Sí, en nuestra cultura la confianza es mayoritariamente depositada en las mamás, y ellas a la vez son las que más nos demuestran su afecto, por eso ver a Dios como madre nos ayuda a entenderlo más, a entender más su amor por nosotros.

Conocer y reconocer lo que ellas han hecho por nosotros es amarlas, y amándolas podemos darles su lugar, aceptar su dignidad, verlas diferente.

Un abrazo a todas las madres, a todas las que se aventuraron a darle vida a todos los que habitamos en este planeta. Feliz día, madre, feliz día, madres.

sábado, 9 de mayo de 2009

Tiempos, breves tiempos

Espera
Sergio Pérez Portilla

En 20 minutos el corazón late más de 1000 veces, hay alrededor de 300 respiraciones, un poco más de 400 parpadeos y se podrían dar unos 2000 pasos para estar con buena salud.
En 20 minutos la espera se vuelve impaciencia, la noche cubre de sombras las calles y la hoja se consume entre las llamas hasta ser una mancha en el piso.
En 20 minutos la búsqueda se acaba, el canto se repite, la luz se apaga, la comida se enfría, el tercio llega, el café lo duerme.
Y así, cada 20 minutos voltea a ver el reloj, porque sabe que han pasado 1000 latidos, 300 respiraciones, 400 parpadeos, pero no ha dado ni un solo paso, no se ha alejado, no se alejará.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Proezas

Adelante, a la luz
Sergio Pérez Portilla

Intento seguir tu andar, aprenderlo, sentirlo, imaginarlo, pero cada vez que me acerco más a ti, me llevas de regreso hasta allá, atrás, al principio, donde la esperanza es solo oscuridad, donde no puedo ver lo que deseo, donde no puedo desear lo que no veo, donde tú y yo somos extraños, peregrinos en tierras desconocidas, donde no hay mar que nos reciba, donde no hay historia común.
Espero saber de ti como la lluvia espera tocar la tierra. Espero escuchar tu canto sin reglas ni acordes pero con más sinceridad que el que tantas veces he escuchado en lugares no indicados.
Espero tocar tu mano, besar tus labios, oler tu pelo, cerrar los ojos y abrirlo y que sigas ahí, observando mis locuras con provocación.
Lo seguiré intentando, juro que lo haré. Seré discreto pero constante, paciente y dedicado. Tan sólo espero que el viento me siga llevando de la mano de las hojas que caen sin caer.



Un especial agradecimiento a Gaby, por haberme “donado a fuerza” una frase que me ayudó a construir este escrito. Gracias Vo.

domingo, 3 de mayo de 2009

De mayo



Escucharte
Sergio Pérez Portilla

Hay música en todas las cosas que me rodean: en la risa, en el llanto, en el silencio, en la duda, en la mirada, en los años, en el verde, en el café, en el deseo, en la impaciencia, en el alimento, en el agua, en la lluvia, en el cielo, en el beso, en la historia, en el dibujo, en las frutas, en los otros, en los míos, en las manos, en la tierra, en el aire, en la huella, en la promesa, en el eco…
Cuando despierto percibo las notas, los acordes, la sinfonía. Abro los ojos y la música no es sólo el sonido, sino la luz también, y no pocas veces la música es también la textura, el roce, el sabor que se forma entre el paladar y el corazón. La música es todo un ambiente.
El lenguaje en el hombre era algo necesario, algo que se tenía que dar. La música es este lenguaje sublimado, embellecido. ¿Cómo podría estar sin ella? ¿Cómo podría, música, estar sin ti?

viernes, 1 de mayo de 2009

Reflexión

Forestal
Sergio Pérez Portilla

Arde el bosque, los animales corren, se alejan del demonio devorador. Los insectos no cantan, gritan, están asustados. Los árboles lloran, su vida se agota. Y el hombre no puede controlar el fuego que inició por su mismo descuido.
No hay forma de esconderse del humo que llena de gris todos los resquicios, del humo que adormece y envenena. Mientras más avanza la cortina encendida, hay más muerte y hay menos vida. Muerte instantánea en las plantas y en los animales. Menos vida a mediano plazo para todo el planeta. El bosque es fuente de vida. Si algo le afecta, nos afecta a todos: se pierde parte de nosotros, de nuestra historia, de nuestro ser. Ojalá que pronto deje de arder.