jueves, 31 de diciembre de 2009

Osine


Madrugadas en Osine
Sergio Pérez Portilla

Las mañanas en Osine son de color ocre, el sol que detrás de las montañas aparece y cubre la tierra clara y en invierno las hojas secas hace resplandecer e imaginar, y los espejos de agua son diáfanos y caudalosos. El viento sereno y cándido conquista a las ramas mediante un baile que pierde la memoria en los siglos precedentes, y a la vez trae consigo el aroma a mora doncel.
Las tardes y las noches en Osine son la cita entre el sol de la mañana y la luna, blanca luna hermosa, alta dama de sonrisa clara. Con la tarde llegan las luciérnagas, estrellas de los pastos, y empiezan a inundar, titilantes, los jardines del Señor. La luna dirige la sinfonía de la naturaleza, las mareas altas y las bajas, los ronroneos y los trinos, los pequeños sonidos de los grandes tiempos, el sutil cantar de los pastos. La música se escucha mejor con la luna sobre los cielos.
Osine es la casa de la Luna y del Sol aquí en la Tierra. Aquí el amor se dice, se palpa, se vive, especialmente en las madrugadas.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Plenitud

Plenitud
Sergio Pérez Portilla

Durante millones de años toda la creación esperó al que había de nacer para dar vida y sentido a todo. El universo entero, en su incesante movimiento, le buscaba. Los ríos y las montañas, las praderas y los mares, aguardaban su llegada con paciencia. Los árboles, las plantas, los peces, las aves, los reptiles, los animales terrestres y los marinos, todos en su interior sabían que vendría. Y los hombres, en su corazón, sentían esa inquietud que nace de la necesidad, ese fuego que nace del amor, esa paz que nace de la confianza, que los hacía voltear al cielo y desear que estuviera ya, aquí, el que había de llegar a dar felicidad.
El Dios de los cielos se los dijo, a ellos, a los hombres, no como un secreto, sino como la más bella promesa: enviaré a un salvador. Se refería a su Hijo, su Palabra misma, su pensamiento, su razón. Lo dijo a los hombres porque si bien ama a toda la creación, a ellos los ama de una manera especial, fuerte, magnífica. Los ama como a sus hijos. Por eso los hombres esperaban con una sonrisa, con lágrimas, con anhelos, con tristeza, de cualquier forma. Pero siempre esperaban, siempre supieron que llegaría.



Y una noche el Cielo tocó la tierra. Una noche Dios hizo posible lo imposible. ¡Había nacido, en la más grande humildad, el Hijo de Dios, Jesús, hijo también de María, la mujer que dijo “sí”!
Esa noche los ángeles dejaron su alabanza celeste y cantaron aquí, en la tierra, la gloria que cantan al Señor, y cantaron también a los hombres. ¡Los ángeles cantaron a los hombres! Esa noche el universo tembló de emoción, todo movimiento se detuvo y todo sonido se calló. Esa noche el aire fue fragante, el frío fue tibieza de abrazo, el tiempo fue manantial de bendiciones.
Aquella noche el amor de Dios se manifestó claramente. A partir de entonces cada amanecer, cada atardecer, cada oscurecer, todo momento es una sonrisa de Dios. Y una noche en especial, el hombre celebra, conmemora y redescubre la belleza de aquella noche santa en que Dios le demostró cuánto le ama, en que Jesucristo nació, de la Virgen, por obra y amor del Espíritu santo. Una noche en especial el hombre le dice a Dios que también lo ama.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Caracola


Caracola
Sergio Pérez portilla

Conviertes al viento en música, y al tiempo en deleite. El mar que te acoge es el fondo de tu historia, y sus brazos te han acercado a los pies de los que buscan figuras en la playa, de los que buscan pretextos en las orillas para adentrarse a los misterios de las olas. Mientras, al compás de las gaviotas, tú te yergues con el sol marinero.
La barrera multicolor, imagino, es tu musa y tu compromiso. La arena, delgada y fina, muchas veces visita tu interior, y la brisa que ronda suavemente en derredor te acaricia y te cuenta en un murmullo sus sueños de ultramar.
Y cuando cae la noche y la marea crece, cuando el frío puebla la ribera, cuando la naturaleza está más viva, tú simplemente cantas, e inundas con tu música los sueños de los que te escuchan, de los que te tocan, de los que te recuerdan, de los que viven.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Versos


Versos de madrugada
Sergio Pérez Portilla

Al cotidiano candor de tus palabras y a los cantares de las cigarras, al trino inquieto de tantas aves y al arrullo de las nanas, al indolente viento andante, vagabundo, susurrante en los intersticios y atrevido en campo abierto, a la mañana que te vi y a la noche en que te guardé, a cada uno de ellos le dedico un par de versos de madrugada. Las estrellas me ven caminar y el día imaginar, y he dejado el sueño para otros momentos menos importantes con tal de verte un tanto más. Te quiero a mi lado y me quiero junto a ti.
Víctima del insomnio o simple ave nocturna, fantasías en legajos e historias en el aire, colibríes de alas veloces, de corazón escarlata, de ansia de néctar, de momentos fugaces.
Ha anidado en mi estómago un enjambre de ilusiones que se encarga de animarme y convencerme de seguir, de ir más allá y de querer unir caminos. Son delirios y son recuerdos, y a veces son el huerto que tus manos cultivaron y que tu andar fertilizó. Pequeño enjambre de ilusiones, caminos envueltos de verdor.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Olor a hojas mojadas

Olor a hojas mojadas
Sergio Pérez Portilla
Para Montze

Estos días la lluvia ha sido abundante, el frío abraza e invita a abrazar, y el olor en el ambiente ha cambiado. Hoy hace un mes que en este mismo sitio no te dejé partir, y ha sido una de mis mejores decisiones. Tomar tu mano y envolverla con las mías, reír más por los nervios que por la gracia, y caminar juntos más por la Gracia que por los méritos, esperar el momento adecuado. ¿Y qué más para besarte, descontando que me gustas cuando hablas y cuando tus manos dan vueltas y tus pies bailan por el frío? Y ya entonces me gustabas.

Estos días la lluvia ha sido abundante, abundante y necesaria. La tierra que piso por necesidad y que amo por convicción necesita beber para vivir. Yo simplemente disfruto caminar bajo la brisa, correr bajo los goterones, secar mi cara y saber que pronto te veré. Bendita lluvia abundante.

Estos días el frío abraza e invita a abrazar. Este frío, regalo del Señor también, hace crear conciencia y sentir fragilidad, pero también hace sentir necesidad del otro, de los otros. Para el abrazo del frío, el abrazo del amigo, del hermano, del hijo, del padre, de la madre, del amor. Buen pretexto para recordarte lo que siento por ti.

Estos días el olor en el ambiente ha cambiado. Las hojas mojadas, otrora crujientes, ahora perfuman nuestro encuentro en el mismo lugar en el que, hace un mes, te besé bajo el amparo de la luna, con tus manos y las mías, con mi sonrisa y tu alegría. ¡Qué dulce el olor a hojas mojadas, a simple humedad!
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De Concilio

De Concilio, domingo 6 de diciembre de 2009.


Verdad e interpretación
Sergio Pérez Portilla

La luna es el único satélite natural de la Tierra. Es un cuerpo celeste que gira en torno a nuestro planeta y de hecho están en una relación de suma dependencia: ambas entidades afectan una a la otra. Pero la luna ha sido motivo de diversas interpretaciones: para algunos, ella influía –y no nos referimos a la acción arriba mencionada– negativamente en ciertas personas, por lo cual se les daba el nombre de lunáticos. Para otros, los lunares debían su existencia a la luna –no pregunten cómo idearon tal cosa–, y para otros más, la luna determinaba las eras y los acontecimientos que, cíclicamente, se sucedían y marcaban la bondad o la maldad de la naturaleza. Pero si hablamos de los poetas, o de los escritores, la luna se vuelve en una musa de indescriptible belleza, o en un recuerdo de la persona perdida. En el ámbito religioso, recuerdo que las narraciones de nuestros ancestros explicaban las caprichosas figuras que desde nuestra casa común logramos vislumbrar, como el famoso conejo; en el cristianismo, se ha dicho que la Iglesia es como la luna, pues refleja la luz del sol, siendo Cristo éste.

Bien, pero ahora digamos lo siguiente: muchas de las interpretaciones dependen de los tiempos, otras más de las circunstancias, unas de los sentimientos de las personas y otras tantas del conocimiento serio y verdadero que se tenga de ellas. Recordemos que se sigue investigando acerca de la dama nocturna, pues no hemos agotado ya todo lo que de ella se puede saber; pero –y este pero es importante- todo eso, ¿hace que la luna haya cambiado en sí misma? ¿La luna es más luna hoy que ayer, o lo será más que mañana? No, la luna es siempre luna, no importando las interpretaciones o concepciones que de ella tengamos, aunque éstas no tengan ninguna mala voluntad, y aunque esas interpretaciones se digan con toda la mejor disposición.

Lo mismo pasa con la verdad, la verdad en sí misma. Hoy sabemos de ella y hablamos de ella, pero el hecho de que para algunos sea verdad irrefutable tal o cual idea, no implica per se que lo sea para todos. Mas tengamos calma, porque podemos ser extremos y decir que entonces no podemos conocer la verdad o que la verdad es relativa. No, no es así. La verdad existe, es como la luna mencionada. El trabajo de los hombres es encontrarla, pero de una manera recta y bienintencionada. ¿Se puede acceder a ella? ¡Claro que se puede! Pero no cualquier búsqueda nos lleva a la verdad, aunque la búsqueda sana pueda llevarnos a descubrir parte de ella.

Ir tras la verdad es camino común de todos los hombres y de todas las mujeres, pues ninguno de ellos va en búsqueda de la mentira. Las diferencias, por demás comprensibles –sería absurdo negarlo– se dan en los caminos, no en el objetivo. Lamentablemente un camino puede alterar la actitud de muchos, y dejar de ser una vía recta para empezar a ser un modo de intolerancia. El que conoce la verdad sabe que no se puede ser intransigente porque sí, así sin más. El que ha conocido la verdad comprende al que no. Como filósofos, si conocemos la verdad, nuestra actitud no debe ser desacreditar a los que están equivocados, sino tratar de dar luz para que todos lleguen al conocimiento pleno de ella, para así vivir como seres humanos en relación, en comunión. La verdad ayuda al hombre a ser libre, no a ser esclavo de pasiones, posturas políticas, ideologías culturales o fanatismos religiosos. Esa no es la verdad.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Dos

Llamadas
Sergio Pérez Portilla

Vale más un pretexto para decir te amo, que dos razones para quererte menos.

Busco el mejor momento para llamarte, y termino justificando llamadas con someros argumentos. Pretextos.
Te he dicho que tu voz me enmudece, y tus ojos, lo sabes, tienen la cualidad de aprisionarme dentro de ellos. Tomar tus manos e intentar darles calor con las mías será tarea constante, si me dejas estar a tu lado. Tú sabes que te quiero, y que quiero hacerte feliz. Tú sabes que te pienso y que te escribo y que te quiero cantar y hacer reír, aunque me cueste mucho.
Ahora voy a contarte algo que me pasó hace poco…

Cita
Sergio Pérez Portilla

Salí con cierta prisa, pero es que verte me hace mucho bien, me hace sentir dichoso. Caminé por el adoquín y las hojas que murieron pegadas a las ramas, pero que ahora yacían en el suelo, crujieron bajo mis pisadas, y recordé cuánto te gusta escucharlas quebrarse, y anduve sobre ellas con más ahínco todavía. Caminé con nervio y con confianza, pero con una cierta esperanza de que pronto te vería.
Caminé también por el pasto, verde y pequeño, aunque no recién cortado. Caminé sobre una barda y me sentí libre, joven, alegre.
Anduve así unos minutos, hasta que llegué al sitio donde te esperaría. Miraba hacia mi izquierda, buscando tu silueta. Y la prisa se quedó en mi interior, porque de repente apareciste y mi cuerpo ya no hizo nada, pero mi corazón no cesó de palpitar como si aún siguiera caminando, como si ahora empezara a correr.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Implicaciones

Implicaciones
Sergio Pérez Portilla

Anoche abrí mis cortinas, y la luz de la luna, hermosa dama nocturna, artífice de mareas altas y de cantos y de poemas, esa luz entró en mi casa. Era luna plena. La abracé con la mirada, a la blanca luna, y me maravillé de su piel. La recorrí con denuedo, intenté aprenderla con los ojos cerrados, y cerrados los ojos la besé con mis sueños.
Pasaron horas, brisas también, frescura del sereno, rocíos del amanecer, y la luna seguía bella iluminando y haciendo florecer anhelos, y mil oraciones fueron dichas y escuchadas mientras yo saboreaba su plenitud.
Mi ventana fue el marco, el cielo lienzo, y el Creador el artista que plasmó de manera excepcional su destreza y su sabiduría, su amor y su algarabía en la plena luna de noviembre. Ya vendrá el día, pero la luna no se irá: será luna matutina, luna de mañana, luna vespertina, luna de mi mañana.

viernes, 20 de noviembre de 2009

danza


Movimientos
Sergio Pérez Portilla

Somos la danza del Padre en la creación. Nuestra vida ha de ser danzada.
Juan Dingler, SJ


Toda la creación danza y toda la danza es creación constante, coreografías e improvisaciones, sonidos del alma que se escuchan a través de los pies, anhelos del corazón que se manifiestan en brazos y en el cuerpo entero. A veces clara y otras sucia, a veces calma y unas más energía desbordante, radiantes colores vivos, oscuros colores serios, pero nadie puede negar que la entrega es similar al nacer en cada paso, en cada movimiento, en cada silencio, es un despertar continuo, constante, es un recordar el futuro, un imaginar el pasado, un proyecto presente.
La danza es virtud y constancia, historia de gigantes, agradecimiento por la maravilla, ilusión por lo que se vive, vida por la que se muere.
La danza ha comenzado, pero ya no terminará, danzamos y danzaremos, hoy aquí, mañana frente al que hizo que la creación danzara. La danza ya no terminará.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Constancia

Constancia
Sergio Pérez Portilla

Hola mujer ausente, te saludo aunque no estés, aunque no te vea frente a mí ni sienta tu respirar cerca de mis labios. Quiero dejar constancia de que te pienso mucho cuando no estamos juntos, de que te extraño como se extraña lo que nada puede sustituir, lo que nada puede hacer olvidar.
Te quiero y por eso estás en mi mente y en mi corazón, y por eso al no tenerte una suerte de intranquilidad me recorre y me aprisiona. Pero sé que me quieres y eso basta para romper cadenas, para vencer desvelos, para anhelar verte más y más.
Mujer ausente, voy a dejar que te veas a través de mis ojos, y verás por qué te escribo aunque no estés. Y voy a robar los tuyos, tus ojos claros, y me voy a ver a través de ellos, para poder responderme qué viste en mí que te hizo querer estar conmigo.
Me despido, mujer ausente, me despido porque sé que pronto te veré, y ya no te extrañaré, porque me plantaré frente a ti, te besaré y sentiré tu respirar cerca de mis labios, y simplemente te amaré.

martes, 17 de noviembre de 2009

Pretérito


Pretérito
Sergio Pérez Portilla

Si alguna vez la prudencia me falla y te robo un beso al verte en la calzada, perdona mi atrevimiento y comprende que tu boca es hechizo que convoca mis delirios, es canto de sirena y yo un inquieto navegante que ha anhelado el paraíso.
Si alguna vez mis brazos te atraparan y no te quisieran soltar, perdona el hecho de que sólo en ti haya encontrado el detalle seguro, en tu talle perfecto, sinuoso camino digno de explorar, maderas lozanas de olor otoñal.
Si alguna vez llega a tu habitación un canto errabundo, no te inquietes, será la música que me inspiraste aquella mañana que nos conocimos, aquella noche en que me diste tu mano, aquella tarde en que reímos y callamos sentados mientras la luz se perdía, cuando quise perder la prudencia y besarte, cuando quise atraparte en mis brazos, cuando me di cuenta de tu belleza, de tu fragancia y de la historia de tu mirar.
Si al menos por una vez…

martes, 10 de noviembre de 2009

Entre frases y silencios

Entre frases y silencios
Sergio Pérez Portilla

Érase que se era una noche de noviembre, noche de luna llena y de recuerdos de juventud. Había en esta noche miles de fragancias y de sonidos, cuya manifestación envolvía las calles, desiertas ya, y las pintaba de ilusión. Había también una pareja que caminaba entre frases y silencios. Ella, linda flor de las montañas que avanzan junto al tiempo mas no con el espacio, montañas concatenadas, cordilleras de un castaño oscuro sin igual. Él, viento que visita y que se va, algunas veces caricia, otras tempestad.
Y entre frases y silencios caminaba la pareja. Luego las frases, prudente y discretamente, se retiraron y el silencio creció diciendo más que cualquier ronda, declaración, libro o imaginación. Y en el silencio que crecía el beso nació, beso de ella a él, beso de él a ella. Beso entre el viento y la flor, beso entre el pasado y el hoy.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Sin más


Palpitante
Sergio Pérez Portilla

¡Estoy feliz! Si me vieras te divertirías muchísimo con mis sonrisas de la nada, con mis ojos que, volteando a la izquierda, recuerdan cada momento que hemos estado juntos. ¿Cómo podría no sentirme así, si tú me has llenado de amor y bendición? ¿Quién puede decir que ha valido la pena esperar, sino el que ha visto su paciencia recompensada? ¡Y yo hoy tengo tantas ganas de gritar que valió la pena esperar por ti, que, al conocerte, podría empeñar mil días más, con tal de que, como hoy, al final siempre llegaras. Pero qué bueno que lo has hecho ya, qué bueno es mi Dios que me recompensa contigo como si de verdad lo mereciera.
Y es que tan sólo escuchar tu voz me embelesa, verte me arroba, besarte me cautiva, abrazarte me seduce, tu presencia me arrebata. Río, porque me siento tan enamorado, que las flores cantan, el viento –el viento que siempre me ha gustado– me dice que es verdad, los árboles se mueven y danzan para nosotros dos, pajes en este vals.
Ven, déjame abrazarte de nuevo, déjame sentir otra vez esa inquietante caricia tuya, déjame saberme feliz contigo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Luces

Luces
Sergio Pérez Portilla

¿Cuántas estrellas brillaron mientras nos besábamos? Yo vi un sol delante de mí. Mis ojos cerrados, mis manos cerca de tu cuello y las tuyas en mis hombros. Luego, el olor de tu pelo, discretos ambos, suave el primero y ondulado el segundo. Yo vi un sol delante de mí.
Las ruinas se hicieron cimiento, los ríos que huían se desbordaron ayudando a los jardines a florecer, y las mariposas poblaron los pastos. ¿Y el sol? El sol estuvo delante de mí.

martes, 3 de noviembre de 2009

Búsqueda


Búsqueda
Sergio Pérez Portilla

Mírame, con tus estrellas fugaces mírame, con tus caseríos dame calor y con tus silencios llévame a ti. Correré si te alejas, te encontraré a mitad del bosque, en el arrullo sereno del caudal, del cieno y del fango. Te atraparé porque no habrá escondite que te oculte, ni de noche ni de madrugada.
Los guijarros han aguardado por tus pies, por el velo que te tapa y te descubre diáfana, y en aras de la creación, las raíces brotan como tallos para cantarte a ti, para cantar por ti.
Abrígame, abriga mis esperanzas, abriga mis inconsciencias, abrígame con tus caricias, con tus labios carmesí, abriga con tu tonal mi creciente melodía, deja que escriba versos para ti.
Iza con tus cuerdas de colores mis mantos, confío en tu bondad. Libera mis sueños con tu beso, hazlos realidad.

viernes, 30 de octubre de 2009

Ve


Golondrina

Sergio Pérez Portilla

Agita tus alas, golondrina, emprende tu vuelo, ve en pos de tus sueños y sé feliz. Todos los días se pierde algo: juventud, recuerdos, amigos, fuerza, pasión, soberanía. Pero todos los días ganamos más de lo que perdemos, no lo debes dudar.
Alza tu mirada, siente el nerviosismo en tu plumaje. Busca cielos nuevos, tierras lejanas, aires menos densos, verdes más vivos, mares más profundos, ideas más intensas, atardeceres sinceros. Busca sanar tu historia, cultivar sonrisas de girasoles, explicar tu paso, tu abrazo, tu tardar. Busca ser más tú, encendiendo ilusiones, adquiriendo promesas de miel y de granos, de oscura ansiedad.
Y mientras tú buscas yo te veré ir y venir, hablar y pensar, planear, inventar, despertar. Mientras tú buscas te miraré sonriente, sabiendo que vives libre buscando la verdadera felicidad.

jueves, 29 de octubre de 2009

Disculpa

Hola a todos. No he podido subir nada porque no acepta que ponga el escrito. De hecho no sé si esta entrada vaya a verse.
Les adelanto que el próximo texto se llama Golondrina. Espero que pronto me deje hacerlo. Lo intentaré cada poco tiempo (horas).
Un abrazo. Sergio.

viernes, 23 de octubre de 2009

Andanzas

Andanzas
Sergio Pérez Portilla

La mejor forma de emprender un viaje es hacerlo sin prejuicios, para que las nubes del mismo color con el mismo cielo de fondo puedan conmoverte. Debes evitar comparar lo que hay con lo que tuviste. Si quieres quedar maravillado por el jardín de flores de tonalidades infinitas, no digas que has visto uno igual antes, admíralo como si fuera la primera vez que abres los ojos, como si fuera la primera vez que esas sonrisas en pétalos te ven directamente a ti.
No olvides deleitarte con la luna y sus estrellas, y no olvides divertirte con la lluvia y con el sol. Cierra tus ojos y pasa tu mano sobre los árboles que nadie ve en la avenida, seguro que ellos han esperado por ti durante años. De vez en cuando mete las manos en tus bolsillos, y camina sin rumbo al atardecer. Abrígate sólo un poco, pues el caminar te da calor físico y espiritual.
Cuando recibas algo, agradece, y cuando puedas, da, comparte, toma la iniciativa y no esperes nada a cambio, pero ya verás cómo esos pequeños actos engrandecen tu actitud, engalanan tu persona y reúnen al ser humano.
Date, por último, un tiempo para descansar y pensar, sentado, con un helado quizá, o con un buen café, en cualquier escalera, banca, barda o mirador. Y mientras piensas, no olvides a quien hizo que tú fueras posible.

martes, 20 de octubre de 2009

Sigue octubre

Fantasías
Sergio Pérez Portilla

Vamos intentando, amiga mía, aparentar que no nos conocemos. Imaginemos que nunca nos hemos visto, que nunca hemos caminado por horas, que nunca hemos comido en el mismo lugar, en la misma mesa.
Intentemos olvidar la montaña que vimos y nos vio, la playa que ardía en su arena y refrescaba en su interior, la noche y los luceros, las luciérnagas, el bosque, las andanzas, las cascadas, los detalles y el color.
Vamos inventando un nuevo pasado, igual de antiguo que el compartido, pero con menos dolor. Inventemos otros nombres, otros amigos, nuevas delicias, distintas aventuras, distinto fragor. Digamos que nunca coincidimos ni en horarios, ni en lugares, ni en desvelos, ni en razón.
Vamos haciendo todo esto, amiga mía, para que podamos separar nuestras vidas, para que, quién sabe, si algún día volvemos a vernos, no nos duela converger, y podamos reír juntos de nuevo.

domingo, 18 de octubre de 2009

Parroquia

Comparto con ustedes un escrito que se publicó en la página de Concilio, en el Diario de Xalapa, el día 18 de octubre de 2009. Está ampliado con respecto a la versión impresa, y trata sobre el significado de la palabra parroquia.
Hace tiempo escribimos acerca del significado del pez para los cristianos en el espacio de MSN, pero ahora quisimos publicar este texto en el blog, y muy probablemente estará publicado, de igual forma, en el espacio. Así que invitamos a ver la página electrónica de Concilio, así como el espacio de MSN. Las direcciones están en la barra lateral derecha. Un abrazo. Sergio.





PARROQUIA
Sergio Pérez Portilla
De acuerdo con el canon número 515, § 1, del Código de Derecho Canónico*, la parroquia es “una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio”. Lo anterior es perfectamente comprensible en un ámbito jurídico e institucional. Pero si hurgamos un poco en su etimología, encontraremos dos acepciones muy interesantes de la palabra parroquia.


La primera es “lo que se reúne alrededor de la casa” (parà tèn oikían, paroikía), puesto que la casa era el lugar donde se manifestaba la presencia del Espíritu. Las primeras comunidades cristianas se reunían en las casas, era algo netamente familiar, y de aquí esa primera acepción: la parroquia hace referencia al lugar en donde se reunían los miembros de una comunidad.


Pero la segunda etimología es, a mi parecer, más curiosa: paroikía también significa “en el destierro” (se puede ver esta traducción, por ejemplo, en 1 P 1, 1), y esto hace alusión a que en este mundo estamos de paso, lo cual no implica que estemos como si nada, claro. La Iglesia ha comentado ya que la verdadera patria de los hombres y las mujeres es el cielo (que no es otra cosa que la presencia absoluta de Dios), y que aquí estamos sólo como peregrinos (cfr. Catecismo de la Iglesia católica # 2796). Entonces, esta segunda acepción no hace referencia al lugar, sino al estado; no es el qué, sino el cómo.


*El Código de Derecho Canónico es el “principal documento legislativo de la Iglesia, está fundamentado en la herencia jurídica y legislativa de la Revelación y de la Tradición, (y) debe ser considerado instrumento muy necesario para mantener el debido orden tanto en la vida individual y social, como en la actividad misma de la Iglesia”, según recuerda la Constitución apostólica Sacrae disciplinae leges, de Juan Pablo II.

jueves, 15 de octubre de 2009

¿Temores?


Cerca de las estrellas
Sergio Pérez Portilla

Caminan a mi lado mis temores, pero ya no me llevan de la mano, ya no son ellos quienes marcan mis pasos, mis vueltas, mis paradas. Caminan y siempre caminarán junto a mí, y sabré que vamos hombro con hombro, y se quemará la leña de la fogata, llorarán los troncos sin vida, pero no me convencerán mis temores. Son míos, los conozco, pero no los dejaré intimidarme de nuevo.
Se vestirán de luto en el día y de fantasmas en la noche, avanzarán sigilosos y querrán vencerme y convencerme, pero no me engañarán. El conocerlos me ha dado libertad, me ha invitado a vivir en sinceridad.
Fueron golpes y paliza, fueron causa de desvelos, de insomnios, de silencios infértiles y de gritos infieles. Fueron muerte de mi vida y vida de mi muerte, fueron frío sin hermanos, sin amigos, sin amores. Fueron soles de desierto sin nubes cargadas de húmeda esperanza.
Pero no les temo ya, ya no andamos de la mano. Sigo siendo yo, pero solo ya no voy. Sigo con mi misma fuerza y con la misma debilidad, pero tengo ahora rocas en las que puedo asentar mis pies, y mi debilidad se vuelve fuerza y mi fuerza bendición.
Aquí están, escribo y están junto a mí, pero ya puedo verlos a los ojos, sostener su mirada. Nunca más me vencerán.

lunes, 12 de octubre de 2009

De Concilio

De Concilio, domingo 11 de octubre de 2009.

Reencuentros
Sergio Pérez Portilla

De mis recuerdos de la niñez, entre los juegos infantiles y la falta de preocupaciones por la vida de los adultos, destacan los momentos en los que mis maestros de la primaria explicaban, cual si hubiesen estado allí, la entrevista de un cierto Cristóbal con unos reyes. Si no me equivoco, y para seguir con una tradición más segura, el ambicioso navegante, como después lo entendí, visitó a la reina y una vez convencida ésta de rutas alternas no conocidas para llegar a un destino sí conocido, se encontró con el rey. Ella era Isabel y él Fernando, y fueron conocidos como los reyes católicos.

Lo que más me llamaba la atención era la idea del pobre marinero que apenas juntó para los gastos y necesidades del viaje y la epopeya que estaba a punto de sacar del papel para vivirla él. Nos contaban las penurias de su travesía que duró largo tiempo, de cómo unas veces la esperanza caducaba, de cómo otras el ánimo resurgía, hasta que un buen día, un tal Rodrigo de Triana, quien iba en una de las tres famosas carabelas –la Pinta, y las otras eran la Niña y la Santa María, y la mayoría, invariablemente, nos imaginábamos un barco hecho de huesos, o algo así– avistó tierra firme. Fue la mejor noticia que pudieron escuchar aquellos hombres. El almirante Cristóbal Colón, quien por cierto era italiano, líder de esa expedición, escribió así su nombre en la historia. Había nacido un vencedor.

Ahora, y ya con las preocupaciones de los adultos y con la falta de juegos infantiles, la reflexión intenta imperar sobre la epopeya. Hay, a mi entender, tres grandes grupos divididos por la opinión sobre este suceso. El primero es el de los que ven precisamente como un gran descubrimiento el hecho por los españoles en tierras que hoy denominamos americanas. Con ellos llegó el mundo civilizado, la educación, la buena sangre, la auténtica religión, en fin, sólo bondades gracias a haber sido descubiertos por los hombres que fueron vistos incluso como dioses, en un primer momento.

El segundo grupo lo conforman aquellos que ven sólo desgracia en la llegada de los hispanohablantes: enfermedades, destrucción, muerte, saqueo, imposición. Y de todo ello, debemos decirlo, hay gran parte de razón, por no sonar dogmáticos y decir que únicamente hubo dichas situaciones. No hubo, entonces, sino la desintegración de una nación que no era menos, porque de hecho no lo era, por otra que con ideas propias centralizó su cultura. Si antes había nacido el vencedor, ahora han nacido los vencidos (cfr. LEÓN- PORTILLA Miguel, Visión de los vencidos, UNAM; BOFF Leonardo, Quinientos años de evangelización, Sal terrae, entre otros).

La tercera postura es más optimista que la segunda, pero no tanto como la primera. Y habla, más que de lo que pasó, de lo que hay que tomar de lo que pasó. No juzgaría más el hecho en sí, pues ya ha acontecido, sino ver qué podemos hacer con lo que tenemos, qué se puede agradecer y qué se debe sanar. Borrar nuestras raíces nunca fue bueno, pero sí es cierto que podemos hacer un excelente uso de la cultura que conocimos. No nos descubrieron, nos conocieron. Pero si fueron extremos al llegar, tampoco es sano seguir lamentándose; hay que cerrar ese ciclo.

Más bien, entonces, deberíamos empezar a suavizar lo que lastimó. Deberíamos empezar a dialogar sobre lo que se gritó. Veo que esta actitud es ya tomada por muchos. Españoles que se sienten avergonzados por lo que sus antepasados hicieron, y paisanos nuestros que ya dejaron el rencor por lo sufrido.

Necesitamos, entonces, un reencuentro; es más, necesitamos un doble descubrimiento: ya no de ellos para nosotros o de nosotros para ellos, sino de nuestro pasado que ilumine el hoy que vivimos, y que dirija nuestro andar, que nuestro porvenir sea querido.




domingo, 11 de octubre de 2009

Nympha

Nympha
Sergio Pérez Portilla

Te rodea una corte de verdes bailarinas que, contigo sobre el agua, semejan calzadas y luceros. Suficiente hermosura y radiante paz brotan de tu blanco vestido, de tu lozano hablar. Sí, hablas, y lo sé porque te he escuchado, aunque muchos convendrían en decir que jamás palabra alguna ha salido de tus entrañas, yo sabría que no es verdad. Insulsos, si te hubieran escuchado igual que yo, igual que yo desearían no dejarte de admirar.
Hay por debajo de ti tierra líquida que te sostiene y se deleita cuando comienzas a danzar, con tu corte de hojas tiernas y de inquieta gravedad. Sin ti, el tiempo; contigo, la eternidad. Sin ti, tormentos de esperas inacabadas, de falta de sueño y de excesos de ansiedad. Contigo, sonrisas al viento, canciones de nubes, retratos de bondad.
Pero si sólo nos hemos visto un par de veces, seguramente dirás. Tienes razón, te diré, pero si unes mi entusiasmo a tu evidente brillar, sabrás por qué puedo escribirte, sabrás por qué puedo cantar.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Permanencias

Permanencias
Sergio Pérez Portilla

Tengo ganas de gritarte que no te vayas, que mi corazón no soportará estar sin ti. Tengo ganas de suplicarte que te quedes, que me sigas regalando tu mirada, que al permanecer a mi lado me dejes tomar tu rostro entre mis manos, y si me dejaras, te besaría como el rocío a la flor, detendría el tiempo sólo por besarte.
Pero no quiero seguir lastimándote. No quiero que lo que haga que no te marches sea la nostalgia de lo pasado, sino la esperanza del futuro según lo que vivimos en nuestros días. Y si hoy no tienes ninguna certeza, no hagas caso de mis deseos, hazle caso a la cordura. Sé que el corazón es fuerte, y aunque hoy llore, algún día sanará. No deseo que te vayas, pero tampoco que seas infeliz. Deseo que seas libre, que sonrías, que cantes de emoción.
Si alguna vez he de hacer algo sin pensar primero en mí, quiero que sea hoy. Adiós.

martes, 6 de octubre de 2009

Emociones


Emociones
Sergio Pérez Portilla

Dos cosas llamaron mi atención esta mañana, apenas al despertar. La primera fue el sol en mi ventana, resplandeciente, lleno de gozo y con abundante poder. Cualquier resquicio cedía ante su embate, y la habitación poco a poco se iluminaba más. Es como la muerte, me dije, que cede ante el embate del poder de la resurrección. Cada día es signo del amor que se nos tiene, pues se nos deja despertar en la luz, dejar atrás la oscuridad.
La segunda cosa fue, sin embargo, un tanto diferente. Llamó mi atención la música. Sonaba como en un antiguo radio, y su melodía parecía conocida, pero a la vez yo sabía que era completamente nueva. Lo sabía, lo intuía. Era música suave, con una estructura que a veces semejaba vientos, otras mar y unas más al verde bosque de domingos por la tarde. Me hacía sentir vivo. No, no es cierto, me hacía saberme vivo. Caminé sollozante de emoción sobre recuerdos y en pos de sueños, y en una ocasión me detuve a ver, a la orilla de mi ruta, una hermosa flor sin nombre, una vida entre la vida.
Mis ojos se humedecieron, mis oídos se alegraron, mi corazón palpitó. Dos cosas me hicieron bien.

martes, 29 de septiembre de 2009

Latidos


Latidos
Sergio Pérez Portilla

No hay espacio donde quepa el corazón del que ama, su pecho es un misterio que oculta inmensidad, grandeza, temple y voluntad. Es como un baúl mágico que guarda lo que no tiene límites.
El corazón del que ama vive por esa extraña y sagrada conjunción de lo corporal y lo espiritual, vive porque ama y vive para amar. El amante, hombre o mujer, tiene un corazón que sangra, que llora, pero que siempre renueva, sana, transforma y multiplica lo que recibe. De él sólo brotan bienes abundantes.
El corazón que ama es la savia del mundo, el mar de las caudalosas ideas, la flor de los sentimientos. Es gracia y es don.
Jamás alguien que ame tendrá un corazón débil, pues el corazón del que ama se fortalece desde lo alto, se fortalece al dar, no pierde al compartir.
Y, al final, no hay tiempo que pueda envejecer al corazón del que ama, porque este corazón está destinado a nunca morir.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Color arena


Color arena
Sergio Pérez Portilla

¿Qué hiciste con tu canto, luna llena, el canto que te obsequió la primavera?


Atraviesan los haces las nubes, tocan aquí los tejados del pueblo y allá, en la pradera, son cobijados por la vegetación. Hay, al final del verde llano, sin huellas de camino, una vieja casa color arena. Hoy nadie la habita, y pocos se acuerdan de los que allí moraron. El tiempo se lleva los viejos recuerdos e implanta cientos nuevos, otros que después borrará con los eneros y los abriles, entre soles y granizos, como aves que se pierden entre nubes.
En este campo las hojas y las flores son más sinceros que cualquier asfalto de caminos de dos sentidos. En este campo llueve y la tierra se alegra y grita de emoción. En este campo el sol da vida, ilusión, color y razón. Y allá, al final de este llano, verde campo de ensueño, la casa deshabitada sigue esperando que haya vida en su interior.

lunes, 21 de septiembre de 2009

No es ningún secreto

Entre mil cosas más
Sergio Pérez Portilla

¿Alguna vez te has preguntado por qué te quiero tanto? Te lo voy a decir. Te quiero porque cuando hablas y sonríes me imagino que hasta los cielos se detienen y te ven como yo te veo, preciosa y sincera. Te quiero porque aún recuerdo la vez que me esperaste 8 minutos y cuando llegué me viste como si nunca me hubieras visto, y me regalaste tus ojos y tu silencio. Te quiero porque cuando hablamos no sé qué arcanos conjuros haces, pero con tu voz desaparece la prisa y enmudece nuestro alrededor. Te quiero porque tus manos han acariciado mi pelo, han tocado las mías, han descansado en mi pecho y han jugado con mi nariz. Te quiero porque me escuchas cuando hablo, me miras cuando canto y me abrazas cuando tienes ganas de llorar. Te quiero porque besarte sigue siendo un reto cada día, y al llegar la noche no puedo dejar de pensar qué hacer para conquistarte una y mil veces más.
Te quiero porque si no lo hiciera mi vida entera me reclamaría mi falta de sensatez, mi terrible desatino y mi poca seriedad.
Te quiero porque te conozco, mucho o poco, pero lo suficiente como para haberme enamorado de ti, y no poder dormir sin pensarte, sin quererte soñar.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Con las lluvias


Con las lluvias
Sergio Pérez Portilla

He caído en la cuenta de que no puedo estar lejos de ti, necesito escucharte y posar mis manos en tu rostro, y que las tomes tú entre las tuyas como aprisionándolas, pero en realidad liberándome de cualquier atadura egoísta.
Eres tan pequeña que te siento frágil, pero tan bella que te siento lejos incluso de mis sueños menos humildes, en los que sin zapatos camino sobre nubes, y hago con mi sombrero una reverencia a la luna, dama callada, pedazo de historia de gigantes.
En mis tardes y en mis horas creí olvidarte, pero no hay convenio entre la mente y el corazón cuando tú apareces breve y el candado se rompe dejando la puerta abierta, las ventanas iluminadas, la casa despojada de inseguridad y el aire que recorre y renueva cada estancia y cada rincón. Es aire que se puede respirar.
He venido a enterarme, con las lluvias de estos días, que olvidarte no es opción de ningún modo, pues sigues tan clara en mi cabeza como antes, como siempre, como ahora. He venido a enterarme que tu voz es mi música y tus ojos son mi luz, y que hoy quiero cantar deslumbrado, y quiero abrazarte despacio.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Entrevista

Hola a todos. Les comparto una entrevista que un seminaristo hizo al doctor J. B. Zilli y a un servidor. Ojalá les interese. Es con motivo de nuestra independencia.



Independencia: acontecimiento y actitud
Moisés A. Martínez Mtz.

Los que han estudiado historia en su momento revisaron diferentes esquemas para concebirla: los griegos, por ejemplo, la consideran circular; otras culturas, espiral; hay investigadores que por la visión que tienen de la historia la consideran ondulada; ascendente-descendente; lineal, entre otras. Independientemente del esquema que se contemple lo cierto es que estamos insertos en un tiempo y espacio en el que vamos haciendo la historia mediante acontecimientos. Un acontecimiento histórico tiene dos dimensiones: el qué (el hecho mismo) y el para qué (la intención del hecho).

Cada 16 de septiembre celebramos el qué de la Independencia de México, ciertam
ente el para qué trae consigo una consecuencia que se traduce en la actitud del mexicano ante este acontecimiento.

“Desde luego que para nosotros la Independencia es un acontecimiento, cada año lo recordamos con muchísimo gusto, recordamos con mucho amor al padre Hidalgo, que es el padre de la Patria. Ahora, esta independencia debiera traducirse a una actitud general de nuestra vida, que hiciéramos de este país que él quiso libre y soberano en verdad un país libre y soberano”. Comentó el presbítero, Dr. José Benigno Zilli, director de la facultad de Filosofía “Rafael Guízar Valencia”, respecto al para qué de la celebración de qué de la Independencia de México.

Por su parte el Lic. Sergio Pérez Portilla, egresado de la facultad de Filosofía “Rafael Guízar Valencia”. Agregó que una independencia necesita, tanto del acontecimiento que sea el detonante, como la actitud misma que le dará una cierta continuidad. Es una conjunción de ambas y se necesita que de algún modo el individuo se vea en un momento sublimado, para que a partir de ahí emprenda un proceso”.
Ya que la Independencia es un acontecimiento que debe llevar al mexicano a tomar una actitud frente a la realidad, el padre Zilli, como se le conoce en el Seminario, expresó que esta independencia debiera traducirse a una actitud general de nuestra vida, que hiciera de este país libre y soberano mediante la educación, pues todavía hay muchísimos analfabetos. También el trabajo, tiene que ser un trabajo disciplinado, eficaz, que ayude a que todo crezca, porque la independencia viene de la autosuficiencia de todo este grupo que tiene un territorio y una historia común.

Por su parte el licenciado Pérez Portilla afirma que primero tiene que haber una clara conciencia de lo que ha pasado, porque puede resultar que se ve el detonante pero que no se reflexiona en torno a él, y por lo mismo no hay una actitud. “Somos independientes, o lo hemos sido por casi ya 200 años, pero muchos de nosotros seguimos cayendo en otro tipo de dependencias porque no hemos sabido ver bien, no hemos podido reflexionar que no sólo es una independencia, sino que se trata de una lucha constante”. También comentó que las actitudes son varias, cada una depende de las dimensiones del individuo: intelectual, emotiva, física, religiosa. La acción concreta es distinguir: no tratar de meter una sola libertad, sino varias libertades que el hombre necesita, cada una en su ámbito: educación, aspectos solidarios que son importantes, y buena práctica en todos los lugares.

Sabiendo lo que implica el acontecimiento de independencia, tal vez se viva todos los días y no sólo el 16 de septiembre. Le agradecemos al padre J.B. Zilli y al profesor Sergio Pérez Portilla por habernos concedido esta entrevista.























Dr. J. B. Zilli

















Lic. Sergio Pérez Portilla

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bajamar


Bajamar
Sergio Pérez Portilla

Sí, tengo que aceptar que aún me parece, a media tarde en mi portal, percibir tu inquieto andar de media calle y de desenfado, y todavía creo sentir cómo flotas en derredor mío y me abrazas con dulzura y me besas con candor.
Estuve hace poco en la casa de la playa, y salí a caminar descalzo, dejé que la brisa me despeinara y que el olor a agua salada me introdujera en bellos recuerdos. No escribí nada sobre la arena. Nadie lo iba a leer. Tampoco recogí conchas ni piedras que el mar arrojó cerca de mí. Reté al sol, y me paré frente a él. Huyó en el horizonte, sangrante pero majestuoso. Y vi la luna que tanto me recuerda a ti, que trae a mi mente tu voz diciendo mi nombre, tus labios delicados, tu pelo de cascada nocturna, tu presencia toda.
Así estuve, de pie, hasta que la madrugada me invitó a volver adentro, y entonces caminé descalzo, con la brisa y el olor a agua salada.

sábado, 22 de agosto de 2009

Calor

Calor
Sergio Pérez Portilla

Los días así, en que estampidas de ideas galopan en mi mente y en mis nervios, en que enjambres de recuerdos clavan su ponzoña en mis sienes, en que el olor a alcohol impregna toda esta habitación, los días así son batallas perdidas en mi vida, victorias del desamparo y de la tristeza.
El universo que me falta, el incendio que me consume, el frío que me cala, la sombra que me irrita, la tormenta que me sigue. Tengo mis manos vacías y mis viejas historias son nada.
Los días así se tornan insoportables, más aún que mis noches en vela, más aún que la sed no saciada.
Los días así bien podrían ser, cualquiera de ellos, mi último día, y seguro no habría diferencia notable.
Pero los días así llegas oportuno, como ahora, y conduces a buen resguardo mis ideas y mis recuerdos, limpias el aire con tu perfume y llenas de sonrisa mi momento haciéndolo duradero y dándole sentido. Y esos días insoportables se convierten en tertulia donde dos viejos conocidos charlan de la vida, y de lo bueno que es vivirla.


viernes, 14 de agosto de 2009

Idas

Desconcierto
Sergio Pérez Portilla

Hiciste de la luna morada de nuestros sueños, memoria de nuestros besos y candil de nuestros paseos. Recuerdo nuestras caminatas vespertinas cuando, tomados de la mano y con risitas tiernas, me dabas golpecitos y yo te devolvía un abrazo, y te cargaba y juntos bailábamos en el aire y luego, no estoy seguro de quién tomaba la iniciativa, pero respondíamos al beso del otro. Creo que nacía de los dos al mismo tiempo cuando nuestros ojos se atrevían a hablar y nuestras voces callaban.
Hablábamos de lo lejos que viajaríamos y de lo cerca que estaríamos siempre. Hablábamos de nosotros, no de ti ni de mí. Hablábamos de la flor y de los retos.
Hoy la luna sigue hermosa, pero ya no es casa habitada ni testigo ni cómplice. Hoy ya no bailo en el aire ni beso como antes. Hoy ya no estás. Y por eso no me gusta hablar de distancias porque sólo conozco la tuya. Y no me pesa la soledad, lo juro. Me pesa el que tú no estés aquí. El silencio que llenabas con tu perfume hoy se llena con pesares, y las flores se marchitan esperando que vuelvas, cosa que nunca, estoy seguro, nunca harás.

martes, 11 de agosto de 2009

Reflejo

Personal
Sergio Pérez Portilla

Mis palabras son el heraldo de mi sentir y de mi pensar, de mi decisión. En ellas se condensa, como el granizo en los nimbos, mi valor y mi cobardía, la esperanza y la fantasía, y la absurda seriedad de la vida vivida y de la vida por vivir.
Mis palabras son pétalo y espina, tinta invisible en papel aire, hielo y brasa son, veneno que mata o cura, visible camino al desconocido interior, simiente, primicia y color.
Por ellas, por mis palabras, puedo inventar y destruir, avanzar o retroceder, dar el calor del abrazo al amigo lejano y recordarle cuánto lo quiero y que siempre lo querré. ¡Con ellas soy capaz de tantas cosas, que me sigo asombrando de poder hablar!
En ellas, mis palabras, he encontrado hoy un aliento y un escondite donde refugiarme y descansar. En ellas me veo a mí mismo, son espejo de mi alma, imagen de mi necesidad y fruto de mi saciedad. En ellas me puedes encontrar.

viernes, 7 de agosto de 2009

Fuga

Fuga
Sergio Pérez Portilla

Voy a hacer que los rayos de la perla de los cielos se vuelvan redes y te atrapen y no te dejen volar, y voy a recorrer tus labios sin prisa, con mis ojos cerrados y con una azucena en mi mano. Guardaré cada contorno tuyo en el viento vagabundo y matinal, y así vendrá tu figura a despertarme y al mismo tiempo me hará soñar. Estarás a mi lado.
Cuando los brazos de la esfera que mengua y crece te liberen, le diré a tus alas que te lleven a casa y te guarden de los extravíos, pero si no me escucharan o simplemente se confundieran, te prometo ir en pos de ti, seguiré tu rastro que flote en el silencio y derribaré los secretos que te escondan y te hagan sangrar.
Y cuando estés de nuevo frente a mí, volveré a declararte mi amor, y esperaré tu sí con ansias, aunque tarde cien vidas en venir.

martes, 4 de agosto de 2009

A-gusto

Orquídea
Sergio Pérez Portilla

Recorro con nostalgia la empedrada que conduce al silente hogar de las orquídeas. Cada paso me acerca más al ayer, me aleja más del hoy y me envuelve más en fantasías, esas irreverentes compañeras de la esperanza y del deseo.
Un pequeño grillo salta a un lado del camino, donde las piedras encuentran reposo duradero, donde la hierba puede crecer sin ser pisada, donde las tristezas mudan su apariencia y se entretienen con las orugas y sus lentos andares.
Una tropa de hormigas va de un lado a otro con suma perfección, con sus verdes cargas que a veces las esconden y no me dejan verlas. Y repiten su paso como el reloj las horas y los minutos.
Esta vieja empedrada siempre me hizo imaginar que el lago que bordeamos era guarida de míticos monstruos y origen de leyendas. Pero siempre ha sido sólo un lago.
Estoy a tres pasos de la cerca que limita la casa de las orquídeas, y con las manos en las bolsas volteo para ver la empedrada que hasta allí me ha conducido, y la nostalgia me recorre silente.

lunes, 27 de julio de 2009

Pilares

Pilares
Sergio Pérez Portilla

El tiempo pasa tan sutil como inevitablemente, sin pedir permiso, sin avisar, únicamente avanza con su modesta paciencia y su eterna falta de altivez. Recuerdo a mis amigos de la infancia. Hoy ya casi no los veo, pero aún están impresas las aventuras que juntos vivimos, nuestros secretos siguen escondidos en las calles y en las bardas, y sus nombres todavía están escritos en el corazón.
Al evocar mi ayer también se presentan los antiguos amores, aquellos que con sus besos pueriles dejaban más dudas que certezas, o aquellos de la juventud que hicieron despertar nubes y embarcaciones, y llenaron los días de lluvias y de gris, de magia y de sol. Todos ellos me ayudaron a entender que hay en el hombre un misterio posible de conocer pero muy difícil de comprender.
Hoy conservo algunos amigos y tengo otros nuevos, por quienes haría las bromas más estúpidas con tal de conseguir una sonrisa suya, por quienes hago de la noche camino y de nuestros minutos un tesoro, por quienes me alegro de su alegría y también con quienes comparto su aflicción.
Y hoy, hoy también tengo un nuevo amor, un amor que hace de mis días música, milagro, color, magia, lluvia y sol.

Inmortal

Inmortal
Sergio Pérez Portilla

La historia verdadera es maestra vital, con su memoria de centurias que es jardín de vivencias y lienzo multiforme y multicolor. La historia verdadera no se consigna en los libros, porque no habría espacio suficiente para guardar la totalidad de lo acontecido en cada persona y en todo lugar. La historia verdadera se lleva en la sangre y en la tierra, y cada hijo es guardián y posesor de la sabiduría perenne, y cada árbol se alimenta de las vidas y de las muertes, de las glorias y las traiciones, de las lluvias que unen cielos y mares, de las lágrimas que unen hermanos y madres.
La historia verdadera no se define como lo que pasó, sino como lo que está pasando, que es a la vez iluminado por las semillas del pasado y por los frutos anhelados del porvenir. La historia verdadera es más que palabras, es actitud, es provocación, es celo, es alegría, pureza, errores y amor.
Es en esta historia verdadera en la que vivimos, soñamos y recordamos. Es en esta historia verdadera en la que caminamos con tesón, resbalamos con dolor, aprendemos con madurez, y descansamos recostados en el pecho del ser amado, escuchando su corazón, arrullados por el tiempo que corre y que trae luz y oscuridad, soles, lunas, certezas, dudas y un sincero palpitar.

jueves, 23 de julio de 2009

Traducción

El tercer presente que nos hace Lupita. El original es Olvidar, y aquí vemos su mano en mi letra, su letra en mi idea, pero mi asentimiento a este texto que ha hecho suyo y que ahora nos comparte. ¡Gracias, como siempre, Lupita!



Forget
Sergio Pérez Portilla
Traducido por Lupita García

It's being a constant battle without relaxing for a second. It's being restless days, my feet are tired and my hands dried.
My back seems to carry a thousand souls each second. I would have invited you to paint that old cottage in the corner and there we would have painted our destiny, our future...
I had to look at one million faces to forget yours, I had to listen to one million voices to pull you out from my soul, to pull out the voice I really liked to listen to. I had to be hidden myself from the nights and the mornings in order not to think about you anymore.
I had to convince myself with illogical arguments that you were nobody and never would be...
But I succeeded, I reached success; despite tiredness, being wounded, tears and the rain. I did, I truly did. You are not the first one who comes to my mind each morning. Neither my first dream nor the first word nor the first vowel of the letter which was never handed to you.
I did, although I spent my whole life, I spent it and a little bit more.
You are not the first one who comes to my mind each morning, anymore.

miércoles, 22 de julio de 2009

Bosques, bosques


Seguro
Sergio Pérez Portilla

Creo en tu existencia, ninfa, porque te he visto en cada ocaso y has sabido seducirme, porque me has hablado con la noche y con el día, con la llovizna, con las nubes y con las ramas, y tus sortilegios han hecho efecto en mi cordura.
Creo en tu belleza, ninfa, porque las aves de más puro canto y de majestuoso plumaje han sido tu estandarte, porque el invierno ha sido emisario de tu primavera, porque tu vestido fue bordado con hermosas flores y sabrosos frutos, porque tu guirnalda es envidia de princesas y sirenas.
Creo en ti, pequeña mía, creo aunque estés lejos, aunque sólo pueda ver tu rastro delante de mis pasos, aunque no haya más sentido que tu lógica, diferente a la mía, diferente siempre. Creo y no importa que nadie más lo haga, yo sé que existes, sé que eres bella, sé que eres para mí.

martes, 21 de julio de 2009

¿Necesarias?

Despedidas
Sergio Pérez Portilla

Me ha sorprendido el nuevo día despierto, sentado en el sofá, con mis manos sosteniendo mi rostro y mis piernas soportando mi edad, y con una mirada que a gritos anuncia nostalgia y pesar. Aún no logro entenderlo, y creo que sigo esperando que cruces el umbral.
El eco de tus pasos al salir es poco comparado con el recuerdo de tu gracia al llegar, y quizá por eso mismo me lastima más. Frases que se volvieron veneno dulce que tortura peor pero mata igual. Espacios enormes, esperanzas pequeñas, la casa llora, el viento abofetea, el calor se va, triste oscuridad, salvaje desazón, y me pregunto qué debo hacer, y llevo horas intentando contestar. Nada.
Nada, ni siquiera los rayos dorados, ni los grillos ni las aves ni las horas, sólo esta maldita incertidumbre, esta angustia que me quita toda paz, confusión que desborda ansiedad, soledad que está por llegar. Nada, sin ti nunca habrá nada más.