lunes, 28 de junio de 2010

Estrellas de los pastos

Estrellas de los pastos
Sergio Pérez Portilla

Hoy bailaré contigo a la luz de las luciérnagas, estrellas de los pastos, farolas de los bosques. Tomaré tu mano y tu cintura, y me acercaré a ti con dulzura, y te sonreiré y me sonreirás, y te recostarás entre mi pecho y mi hombro, y nuestros corazones latirán como uno solo, y nuestra música será llevada por el viento en derredor nuestro.
Bailaremos sobre hojas secas, sobre pétalos frescos, sobre sueños cumplidos. Bailaremos con la luna, bajo las estrellas, bajo el cielo inmenso y embriagador. Bailaremos sin hablar, escuchándonos, perteneciéndonos más a cada segundo, sabiendo que el ser mía no te quita libertad, y que el ser tuyo no me limita en absoluto. Bailaremos mientras la lluvia vive y mientras las burbujas siguen, y daremos vueltas y tendremos arrebatos.
Y más tarde, después de bailar, caminaremos de vuelta a casa, sonriendo como tontos, que no es otra cosa que estar enamorados. Caminaremos y te empujaré un poco, y tú me golpearás el brazo, y luego nos abrazaremos y uniremos en un beso, y nos diremos tantos te amo como lo permitan cada uno de nuestros pasos.
Sabes que no sé bailar, pero por ti bailaré contigo esta noche, a la luz de las luciérnagas, al calor de tu aliento, al compás de tu andar.

viernes, 18 de junio de 2010

Cuarto

Nosotros
Sergio Pérez Portilla
Ya no los llamo siervos…

Dulce como el aroma de un jardín en primavera, firme como la roca que el agua ha tardado cientos de años en moldear, agradable como el trinar de los cantores que vuelan y hacen volar, así es la compañía del amigo.
Su mano toma la nuestra y su corazón escucha nuestro latir, su boca derrama bendiciones y sus pies soportan nuestro andar… un amigo.
Sonríe y hace sonreír, calla, observa, toca, recuerda, vive, proyecta, construye, confronta, no duda, enseña, aprende, sorprende, es fiel…
Su nombre es signo del amor y respuesta en el dolor, su nombre está grabado en el instante eterno, en el viento, en el cielo, en la flor. ¡Qué honor que seas mi amigo!

Tercero

Encontrarte
Sergio Pérez Portilla

Si pudiera dejar de pensar en tus labios, seguramente pensaría en tus ojos. Los imaginaría atravesando el cielo como el arco iris, surcando nubes y acariciando en su vuelo a las golondrinas. Los haría sol de un paisaje de montañas, olor de un perfume de princesa, color de una acuarela destinada a pintar el amor, a pintar el amor.
Si robara tus ojos, serían mi tesoro y mi canción, serían el detalle y la prisión, serían libertad y ocupación.
Con ellos navegaría y por ellos te encontraría, resuelta, sentada en el pasto y recargada en un árbol, contemplando como acostumbras la hermosura de la naturaleza, hablando con la creación y adorando al Creador. Te encontraría después de navegar mil noches, pero el momento en el que te encontrara sería el amanecer del primer día.

Segundo

Dentro
Sergio Pérez Portilla

Desperté y al voltear al suelo vi un pequeño charco. Curioso, pensé, y de inmediato volteé al techo. Ahí, casi imperceptible, se formaba una gota. Había llovido, y había una gotera. Curioso, cómo a veces son tan frágiles las paredes que cuando llueve afuera también llueve adentro. Qué curioso, a veces es tan dura mi piel, que a veces lloro por dentro, pero ninguna lágrima se ve por fuera.

Primero

Sin respuesta
Sergio Pérez Portilla

Me gustaría entender tus arrebatos, tus caprichos, tus locuras y tus silencios; me gustaría adentrarme en tu ser e investigar el lugar del que provienen tus sentimientos, la fuente de tus pensamientos y la meta de tus deseos. Si así lo hiciera, podría saber por qué de repente ríes y por qué de la nada callas, y de la nada vuelves a empezar.
Arriesgaría mis manos, las podría poner en cualquier hoguera, si eso me garantizara conocer no tus secretos, sino lo que me escondes, no lo tuyo, sino lo nuestro.
Me pareces tan distante que no me sorprendería que en cualquier momento voltearas, me dijeras adiós, y te fueras para nunca volver.