sábado, 29 de noviembre de 2008

Paloma

Viandantes
Sergio Pérez Portilla

Si me dieras un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris…
El barro ha sido moldeado, cocido, pintado, y aun así se puede romper. ¿Qué se mantendrá de pie después de la tormenta? ¡No todo puede perderse! Caos y confusión. Tohu vabohu. Caos y confusión.
¿Todo en orden? No. ¿Todo al azar? De ninguna manera. Es todo en movimiento. Un fluir constante agarrado de un permanecer sin condiciones. Y todo río es llamado por el mar, pero hay muchos que su cauce se extravía, por ellos o por otros. Hay unos más que poco a poco disminuyen su paso y desaparecen en medio de las piedras, a un lado de la tierra. ¡Pero sin duda hay cientos más que día a día están llegando al encuentro!
Ríos peregrinos reunidos en un único mar.
Acompáñame a través de las piedras, busquemos al mar que nos espera. Dame un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris, para ser contigo calma, eternidad y razón.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Reseña

Hola. Les comparto otra reseña que hice para la misma publicación Palábrate, del SAX. Ya escribí la tercera, así que próximamente la tendremos por acá, y espero subir más textos por estos días. ¡Un saludo y un abrazo enorme a todos!





¿Cómo es el Reino de Dios?
Sergio Pérez Portilla

La mayoría de los hombres y mujeres han escuchado o leído alguna de las parábolas que aparecen en los evangelios, y que se atribuyen a Jesús de Nazareth. En ellas se encuentra gran parte de la riqueza espiritual del cristiano, pues partiendo de la vida diaria se logra, unas veces, encontrar desde la fe el sentido de lo que acontece y, otras, contemplar el rostro más cotidiano de Dios.
Thomas Keating (Nueva York, 1923), monje trapense (Orden cisterciense de la más estricta observancia, OCSO), es un reconocido maestro de oración contemplativa, fundador del movimiento Oración centrante y de la organización Dimensión contemplativa, y a través de sus numerosos escritos y presentaciones ha puesto al alcance de los cristianos de hoy la tradición cristiana de la contemplación.
En su libro
El reino de Dios es como… Reflexiones sobre las parábolas y los dichos de Jesús (Desclée De Brower, Bilbao, 19992, 134 pp.), el padre Keating presenta una serie de reflexiones –nacieron, de hecho, como homilías– sobre las parábolas que tratan del Reino mostrándolas como un auténtico camino de liberación que parte de la inversión de valores. Esta liberación de todo lo que nos han –y hemos– programado, de todo plan de vida que en lugar de guiar encarcela, de toda visión meramente parcial, llega a ser el gozne que cede al suave empuje del descubrimiento del Reino de Dios en lo más sencillo, lo más común, lo más ordinario, más que en aquello que rara vez ocurre.
De esta forma Keating nos presenta, en una suerte de revolución, una nueva perspectiva interpretativa de las parábolas con la intención de acercarnos a Dios a través de las palabras de Cristo, pues, como él dice, “la parábola de Jesús implica que si aceptamos al Dios de la vida cotidiana, podemos encontrar a Dios en la vida cotidiana”.

Además...

Todo lo escrito
Sergio Pérez Portilla

Hoy leí la carta que me enviaste las primeras vacaciones, ¿la recuerdas? La que escribiste con tu lapicero azul, el que tenía forma de todo, menos de lapicero. ¡Cómo me hizo bien volver a tenerla en mis manos! Tú sabes que la guardé mucho tiempo porque era mi tesoro. Pero me di cuenta de que de nada valía un tesoro, por inmenso que fuera, encerrado y por momentos olvidado. Así que la liberé de su prisión y la leí y la disfruté. Después me recosté para dejar volar mis ideas, e inventé muchos finales a nuestra historia.
Me doy cuenta de que no todo tiene que cambiar así como lo nuestro cambió. Hay situaciones que tienen que hacerlo, ser completamente diferentes. Pero hay muchas en las que no es necesario cerrar un ciclo, sino perfeccionar su camino. Elevarlo más que anudarlo. Sublimarlo más que enterrarlo.
Hoy la historia ya está contada. Sabemos el final. Lo sé y sin embargo, aunque no me gusta, no intento cambiarlo porque decidí y decidiste, y respetar lo que pasó es respetarnos a ambos.
¿Podría haber un tal vez? No lo sé. Sólo sé que todo lo que he escrito, todo lo escrito le da razón a mi disnea y luz a mi afasia.

martes, 11 de noviembre de 2008

De regreso


La memoria de los vientos
Sergio Pérez Portilla

Cuelga de mi ventana la mañana con listones color belleza, y me parece ver a través de ella un pequeño persiguiendo vientos con su sonrisa, y para mi sorpresa los alcanza, los toma entre sus ojos y luego los libera, y son más libres de lo que antes eran. Viento entre sus ojos.
En un arrebato más bien ingenuo me levanto y salgo, y ya fuera comienzo a buscar al infante. Lo veo a lo lejos, persiguiendo ahora un par de nubes. Va montado en sus sueños y es imposible alcanzarlo. Por un momento me siento, no sé, extraño. Levanto mi mirada y veo que el viento juguetea entre los árboles y después se esconde, pero vuelve a salir y ahora juega con las mariposas y las aves.
Quizá nunca me he atrevido a ir más allá, pienso, a ser más yo por mí que por los demás, pero siempre más yo para ellos que para mí. He hecho demasiadas cosas mal. Entonces preparo mi sonrisa para ir a perseguir vientos, de los que siempre me dijeron que nadie podría alcanzar. Pero yo he visto al niño alcanzarlos con tanta facilidad, que mi corazón me dice que yo también puedo. Quiero correr pero sólo me salen dos pasos y me detengo. Otra vez el ayer. Mis ojos se humedecen, pero recuerdo los del pequeño, los que tomaron al viento, y mis manos dejan de apretar mis anhelos, se abren y me siento de nueva cuenta animado, no sé, me siento feliz.
Ahora no sólo quiero correr, ahora no sólo son dos pasos, ahora mis ojos están preparados, ¡estoy corriendo tras los vientos!

lunes, 3 de noviembre de 2008

Hadas

Hadas
Sergio Pérez Portilla

Las aves revolotean y tú duermes, y sus giros semejan tus ojos cuando sonríes, y su canto se parece al susurro que se oye cada mañana tibia, cuando los primeros rayos de la estrella amarilla tocan a nuestra puerta.
Tu sueño es misterioso, es como la mano cerrada o como el silencio y la sombra. Y me asombras.
¿Quién habrá bordado en el aire tu silueta? ¿Cuándo te soñé y te hiciste realidad?
Una lámpara encendida y otra sin su luz. Un ruido de cascada dentro de mi habitación. Un espejo en la esquina, donde nadie se puede ver. Es hora de tu salida, es hora de leerte un cuento, de darte un abrazo, de despertar y después abrir los ojos.
¿Quién habrá llorado como lloran las quimeras?

Contigo

Contigo
Sergio Pérez Portilla

Amo la forma en que me miras, como si buscaras un tesoro en mis ojos cafés, o como si quisieras simplemente entrar en ellos.
Amo la forma en que me hablas cuando debes decirme algo muy serio, y la forma en la que ni siquiera puedes hablar por la risa que te he causado.
Amo tu piel, tus manos cuando tocan las mías, tu manera de distraerte y tu aroma inconfundible. Amo tu aroma y lo recuerdo todos los días.
Amo tu voz, sincera y serena en medio de chubascos, fuerte en la oscuridad y transparente en el aire.
Te amo poco a poco, pero te amo muchísimo.
Te amo, y amé el momento en que supe que tú también lo hacías, y amo los momentos en los que me demuestras que mis sueños se realizaron en ti, contigo…