jueves, 25 de septiembre de 2008

25 de septiembre

Temblores y querencias
Sergio Pérez Portilla

Saber de ti es como un regalo, es como una tarde de otoño o una gota de perfume.
Saber de ti es como ver al cielo y encontrar los cantos que he olvidado, y escucharlos nuevamente con las manos quietas, con las rodillas sobrias.
Todos los días quisiera escuchar de ti, pero a veces mis gritos son sólo susurros ahogados, sollozos inundados de ansia y respeto.
Van cerca de mil años ya que estoy esperando una certeza, una palabra, una llamada; y es casi seguro que pasen mil más, antes de que suceda, antes de que pueda verte a través del algodón y del verde, del claroscuro pensamiento y la trillada frase, aunque esto ya será algo.
Te espero, de verdad lo hago. No sabes cómo quisiera saber de ti.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Visiones

Tiempo soñado
Sergio Pérez Portilla

¿Volveré a verte? ¿Volveré a encontrarte por el camino como la primera vez, cuando escuché tu nombre en tu voz y lo repetí para no olvidarlo? Ni el sol ni las rosas se comparaban contigo, y tu cabello rizado y oscuro alrededor de tu cara cantaba y era ola de mar nocturno.
Aunque hubiera querido detenerme junto a ti sin hablar, sólo viendo tu sonrisa y tu blanca piel, aunque hubiera querido…
En la misma calle te encontré cerca de dos meses después, y hablamos y nos tomamos las manos. Pregunté y preguntaste, respondimos entre risas nerviosas.
Pero ya hace más de un año que no te veo, que no te encuentro. Y mientras pasa el tiempo y no te olvido, sigo preguntándome si volveré a verte.

Teología de la liberación

Hola, un saludo afectuoso a todos. Les comparto este escrito, publicado el 21 de septiembre en la página de Concilio. En mi espacio he publicado una versión con algunos añadidos y con un par de referencias, así que los invito a leerlo también.

¡Nos vemos pronto!

ATTE. Sergio Pérez Portilla.





Pobreza y cristianismo: Teología de la liberación
Sergio Pérez Portilla

El Concilio Vaticano II trajo consigo un revuelo en la Iglesia, tal como pasa con toda novedad. Algunos se mostraron conservadores y otros mucho más abiertos ante los planteamientos de este gran concejo. Comenzó en el año 1962 y concluyó en 1965. A la par de este concilio, un sacerdote de Perú, Gustavo Gutiérrez, ya reflexionaba sobre la realidad de la violencia y la pobreza en Latinoamérica. Tres años después, a la luz e inspiración del Vaticano II, la segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín, Colombia, hizo patente la opción que al final del concilio, según cuenta Leonardo Boff, tomaron 40 obispos en las catacumbas de santa Domitila, a las afueras de Roma: la opción por los pobres.
En realidad, la Iglesia enseña que la opción por los pobres es su elección preferencial, que no exclusiva, a la luz de Jesucristo, cabeza de esta misma Iglesia. Pero una cosa es decirlo y otra muy diferente hacerlo.
Un año antes de la II CELAM, en 1967, Gustavo Gutiérrez habló en Montreal sobre la pobreza desde 3 perspectivas: la primera sobre la pobreza real o material, situación siempre mala; la segunda como pobreza espiritual, es decir, como infancia espiritual, ponerse confiadamente en las manos de Dios; y la tercera, es la solidaridad con los pobres pero contra la pobreza. Esto es, hacer de los pobres protagonistas de su liberación. Un año después, el 22 de julio de 1968, en Perú, el mismo padre Gutiérrez llamó a esta reflexión teológica Teología de la liberación. Así, Medellín, influenciada positivamente por la Teología de la liberación, apuntaló y dirigió la praxis de los siguientes años. Para 1973 se publicó el texto que sobre el tema escribió, circunstancialmente, Gustavo Gutiérrez: Teología de la liberación. Perspectivas.
En la III CELAM, realizada en 1979 en la ciudad de Puebla, la Teología de la liberación estaba en un momento crucial, fuerte. Esta teología, por cierto, había recordado que no podemos importar teologías que nacen en realidades culturales completamente diferentes, sino que es preciso que la teología sea desde, y no sobre: desde Latinoamérica y los pobres, por ejemplo, y no sobre América Latina y la pobreza.
Pero vino un sobresalto cuando en la IV CELAM, celebrada en Santo Domingo en 1992, todo indicaba que la Teología de la liberación había desaparecido, pues no solamente nunca se mencionó en el documento final, sino que su método (y dice Gustavo Gutiérrez que su metodología es su espiritualidad) pareció superado, como menciona Juan José Tamayo en su libro Presente y futuro de la Teología de la liberación (San Pablo, Madrid, 1994). No poco tuvo que ver la aparición de dos textos de la Congregación para la Doctrina de la Fe: la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la liberación (6 de agosto de 1984) y la Instrucción sobre libertad cristiana y liberación (22 de marzo de 1986). El problema fue que algunos politizaron y adjetivaron el término cristiano, cuando en realidad lo cristiano es un sustantivo, según recuerda Gutiérrez, y esto es lo que la Congregación tuvo que aclarar y distinguir: lo primero es ser cristiano.
El espíritu de la Teología de la liberación, por tanto, no había muerto. Lo podemos constatar en el documento conclusivo de la V CELAM, llevada a cabo en el reciente 2007 en Aparecida, Brasil. Quizá no se menciona de nueva cuenta el término Teología de la liberación, pero sí están presentes sus ideales: la opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana (Aparecida # 146, entre otros).
Hoy, a 40 años del peregrinaje, la Teología de la liberación se mantiene. Ni es ni debe ser la única, es más, seguramente algún día morirá, en palabras de Gustavo Gutiérrez, porque morir significa ya no presentar la misma urgencia de antes, pero mientras exista, seguirá indicando un camino de santidad, porque para hacer verdadera opción por los pobres, para hacer verdadera Teología de la liberación, se debe tener la mirada puesta en Dios.

domingo, 14 de septiembre de 2008

México

Hola a todos.

Les comparto un escrito que apareció en la página dominical de Concilio, el 14 de Septiembre. El motivo: una relectura de los colores de nuestra bandera a la luz de los hechos actuales. Espero les guste.

ATTE. Sergio Pérez Portilla


Septiembre verde, blanco y rojo
Sergio Pérez Portilla

El 24 de febrero de este año, el licenciado Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación, pronunció un discurso en Iguala, Guerrero, durante la ceremonia conmemorativa por el 187 aniversario del Día de la Bandera. En su intervención hizo una reseña del estandarte tricolor, su paso por la historia y el significado que para los mexicanos tiene este símbolo patrio, además del sentido de sus colores. Pero es en estos días de Septiembre que veremos a nuestra insignia nacional pegada o colgada, literalmente, de puertas, ventanas, coches, antenas, sombreros, vasos, y todo lo que esté al alcance del mexicano que celebra su independencia.
Este es el contexto en el que surge la cuestión que guía nuestro escrito: ¿cómo podemos hoy interpretar (¿reinterpretar?) los colores de la Bandera mexicana? Vayamos al encuentro del significado.

Del verde
El verde ha representado la esperanza, prioritariamente. Hoy, en un país en que se vive al día, no podemos limitar ese sentido. Más que esperanza, debemos darnos cuenta de que el verde es un claro signo de la realidad local y nacional: estamos perdiendo nuestros bosques y selvas. El verde que se veía en nuestro país –ya ni decir de nuestro estado– es cada vez más lejano: hoy encontramos deforestación, incendios incontrolables, y, sobre todo, en lugar de árboles vemos concreto y civilización, y no percibimos que si mueren los bosques nuestra vida desaparecerá poco a poco, comenzando por la calidad de la misma. Si olvidamos que estamos en relación con el mundo, también olvidaremos que hay esperanza.

Del rojo
La sangre de los héroes nacionales, de todos los que con su vida ofrecieron libertad a nuestro pueblo. Es un recuerdo precioso. Generalmente –y aquí está el inconveniente–, los héroes son los que quedaron allá, en el pasado. Son incluso míticos, idealizados. El rojo debe recordar la pasión de los héroes de hoy, de aquellos que buscan la verdad en un país donde la corrupción y la transa es tan común que muchos lo creen normal. Héroes que, como lo vimos hace poco, salen a la calle manifestando su deseo de que acabe la delincuencia y la impunidad, la violencia y la muerte que va desde el aborto hasta la eutanasia. No existe México en cuanto ser real, físico. Existen los mexicanos. Si el hombre olvida que es un ser social, relacionado con otros hombres, olvidará que celebra no sólo la independencia suya y de los suyos, sino la de todo un país con altos índices de pobreza, analfabetismo y desnutrición.

Del blanco
El sentido de la pureza es el correspondiente al blanco: pureza en los ideales, pureza en la lucha, pureza en todo aspecto. Blanco ha sido también el color de la paz, de la tranquilidad. ¿Y cómo podemos ofrecerle al hombre pureza en su intención y paz en su vivir, si no cuenta con un sentido en su vida? Los mexicanos hemos hecho de nuestra nación, simbolizada en la Bandera, una nación deshumanizada y poco generosa. No, no todos, por supuesto, pero si confrontamos los índices de vicios en nuestro país (corrupción, violencia, narcotráfico, pobreza, etc.) nos daremos cuenta de que hay mucho por sanar. El mexicano debe volver a darle sentido a su vida, y como todo hombre, el sentido lo tendrá en cuanto ponga su mirada más allá de sí mismo. Hemos olvidado que somos un pueblo religioso y rico en tradiciones, hemos ido olvidando que somos un pueblo creyente, sí, en los demás, pero sobre todo en el que nos sostiene desde lo alto.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Respuestas

Hola a todos.


¿Alguna vez se han preguntado qué significa el pez que los cristianos usan? Entonces los invito a ver mi >>> espacio, donde pongo una pequeña nota acerca de eso. ¡No duden en dejar su comentario!


ATTE. Sergio Pérez Portilla

domingo, 7 de septiembre de 2008

De domingo

Pinceladas
Sergio Pérez Portilla

De las miradas ilícitas, de los años vencidos, de los excesos de vino, de las mesas sin fruteros y de las flores anuales. De todo ello nace el verso, de todo ello aprende el cantor. Ha visitado el hijo a la madre y ella está feliz, con las manos arrugadas y trémulas, con el corazón agitado, vivo.
Ha soñado la palabra tantas veces que es libre, que cada vez que despierta mira sus cadenas y las rompe, hasta que llega la noche y nuevamente es condenada. Juicio y castigo.
Siguen cayendo los pétalos, y aún no hay decisión. Cerámica de artesanos adorna la mesilla, vela aromática al centro, lápiz y hoja en blanco.
Todo era inicio e inspiración para el viejo poeta y cantor, todo socorría y todo valía. Allá, amigo, allá no necesitas de tu folio y tu carbón. Allá tú serás poesía y canción.



miércoles, 3 de septiembre de 2008

Tarde, tardes

Tarde de lluvia
Sergio Pérez Portilla

Eres como el rizo y como la idea, pero eres más como la pluma que ha dejado el ave caer desde el nido, eres más como la pluma.
Siguen fascinándome tu historia y tu fantasía, tu certeza y tu poesía, tu sombra y tu diadema. Sigues fascinándome con increíble facilidad, con irresistible ansiedad.
Ha oscurecido y las calles siguen llevando el agua que la lluvia dejó. Puertas salpicadas, ventanas empañadas, banquetas transitadas en doble sentido y esquinas de mármol y paja.
Vamos a prometernos algo, venga, hagamos un trato, estrechemos las manos, arropemos la esperanza.