lunes, 27 de julio de 2009

Pilares

Pilares
Sergio Pérez Portilla

El tiempo pasa tan sutil como inevitablemente, sin pedir permiso, sin avisar, únicamente avanza con su modesta paciencia y su eterna falta de altivez. Recuerdo a mis amigos de la infancia. Hoy ya casi no los veo, pero aún están impresas las aventuras que juntos vivimos, nuestros secretos siguen escondidos en las calles y en las bardas, y sus nombres todavía están escritos en el corazón.
Al evocar mi ayer también se presentan los antiguos amores, aquellos que con sus besos pueriles dejaban más dudas que certezas, o aquellos de la juventud que hicieron despertar nubes y embarcaciones, y llenaron los días de lluvias y de gris, de magia y de sol. Todos ellos me ayudaron a entender que hay en el hombre un misterio posible de conocer pero muy difícil de comprender.
Hoy conservo algunos amigos y tengo otros nuevos, por quienes haría las bromas más estúpidas con tal de conseguir una sonrisa suya, por quienes hago de la noche camino y de nuestros minutos un tesoro, por quienes me alegro de su alegría y también con quienes comparto su aflicción.
Y hoy, hoy también tengo un nuevo amor, un amor que hace de mis días música, milagro, color, magia, lluvia y sol.

Inmortal

Inmortal
Sergio Pérez Portilla

La historia verdadera es maestra vital, con su memoria de centurias que es jardín de vivencias y lienzo multiforme y multicolor. La historia verdadera no se consigna en los libros, porque no habría espacio suficiente para guardar la totalidad de lo acontecido en cada persona y en todo lugar. La historia verdadera se lleva en la sangre y en la tierra, y cada hijo es guardián y posesor de la sabiduría perenne, y cada árbol se alimenta de las vidas y de las muertes, de las glorias y las traiciones, de las lluvias que unen cielos y mares, de las lágrimas que unen hermanos y madres.
La historia verdadera no se define como lo que pasó, sino como lo que está pasando, que es a la vez iluminado por las semillas del pasado y por los frutos anhelados del porvenir. La historia verdadera es más que palabras, es actitud, es provocación, es celo, es alegría, pureza, errores y amor.
Es en esta historia verdadera en la que vivimos, soñamos y recordamos. Es en esta historia verdadera en la que caminamos con tesón, resbalamos con dolor, aprendemos con madurez, y descansamos recostados en el pecho del ser amado, escuchando su corazón, arrullados por el tiempo que corre y que trae luz y oscuridad, soles, lunas, certezas, dudas y un sincero palpitar.

jueves, 23 de julio de 2009

Traducción

El tercer presente que nos hace Lupita. El original es Olvidar, y aquí vemos su mano en mi letra, su letra en mi idea, pero mi asentimiento a este texto que ha hecho suyo y que ahora nos comparte. ¡Gracias, como siempre, Lupita!



Forget
Sergio Pérez Portilla
Traducido por Lupita García

It's being a constant battle without relaxing for a second. It's being restless days, my feet are tired and my hands dried.
My back seems to carry a thousand souls each second. I would have invited you to paint that old cottage in the corner and there we would have painted our destiny, our future...
I had to look at one million faces to forget yours, I had to listen to one million voices to pull you out from my soul, to pull out the voice I really liked to listen to. I had to be hidden myself from the nights and the mornings in order not to think about you anymore.
I had to convince myself with illogical arguments that you were nobody and never would be...
But I succeeded, I reached success; despite tiredness, being wounded, tears and the rain. I did, I truly did. You are not the first one who comes to my mind each morning. Neither my first dream nor the first word nor the first vowel of the letter which was never handed to you.
I did, although I spent my whole life, I spent it and a little bit more.
You are not the first one who comes to my mind each morning, anymore.

miércoles, 22 de julio de 2009

Bosques, bosques


Seguro
Sergio Pérez Portilla

Creo en tu existencia, ninfa, porque te he visto en cada ocaso y has sabido seducirme, porque me has hablado con la noche y con el día, con la llovizna, con las nubes y con las ramas, y tus sortilegios han hecho efecto en mi cordura.
Creo en tu belleza, ninfa, porque las aves de más puro canto y de majestuoso plumaje han sido tu estandarte, porque el invierno ha sido emisario de tu primavera, porque tu vestido fue bordado con hermosas flores y sabrosos frutos, porque tu guirnalda es envidia de princesas y sirenas.
Creo en ti, pequeña mía, creo aunque estés lejos, aunque sólo pueda ver tu rastro delante de mis pasos, aunque no haya más sentido que tu lógica, diferente a la mía, diferente siempre. Creo y no importa que nadie más lo haga, yo sé que existes, sé que eres bella, sé que eres para mí.

martes, 21 de julio de 2009

¿Necesarias?

Despedidas
Sergio Pérez Portilla

Me ha sorprendido el nuevo día despierto, sentado en el sofá, con mis manos sosteniendo mi rostro y mis piernas soportando mi edad, y con una mirada que a gritos anuncia nostalgia y pesar. Aún no logro entenderlo, y creo que sigo esperando que cruces el umbral.
El eco de tus pasos al salir es poco comparado con el recuerdo de tu gracia al llegar, y quizá por eso mismo me lastima más. Frases que se volvieron veneno dulce que tortura peor pero mata igual. Espacios enormes, esperanzas pequeñas, la casa llora, el viento abofetea, el calor se va, triste oscuridad, salvaje desazón, y me pregunto qué debo hacer, y llevo horas intentando contestar. Nada.
Nada, ni siquiera los rayos dorados, ni los grillos ni las aves ni las horas, sólo esta maldita incertidumbre, esta angustia que me quita toda paz, confusión que desborda ansiedad, soledad que está por llegar. Nada, sin ti nunca habrá nada más.

viernes, 17 de julio de 2009

Papalotl


Morfo
Sergio Pérez Portilla

Tu pasado está escrito en la selva que nace allá abajo, muy al sur, donde los ríos claros y los ríos negros se unen, donde los peces nadan entre los árboles, donde la piel y la tierra se confunden y se identifican.
Has llegado después de mil vidas a estas tierras, has dejado poco a poco la noche y has comenzado una vida con el sol, y a cambio le has regalado tu azul profundo, de cobalto y metal, de rayos y escamas.
Naces única entre iguales, y tu vida va tomando su rumbo, desde la más absoluta necesidad hasta la más inquieta libertad. Llegarás a ser hermosa, y tus colores poblarán árboles y sueños. Las frutas serán tu alimento, y tú serás motivo para los amantes y para los viajeros.
Sé que volarás, sé que hay en ti un llamado, sé que debes hacerlo. Anda, que así sea, pero déjame sonreírte una vez más.

miércoles, 15 de julio de 2009

En este momento

Solaz
Sergio Pérez Portilla

Descansas en mi regazo, y la noche quieta y callada, con las velas que perfuman la alcoba, es el perfecto fondo de la pintura que somos tú y yo. Somos obra de un artista que crea prodigios, que se toma su tiempo, que nos regala el nuestro, que a cada trazo produce nuevas realidades. Artista de nobleza, de sencillez, de transparencia y de generosidad. Somos creación suya.
Me acaricias y me haces feliz, y beso tu mano y toco tu rostro, y paso mis dedos entre tus cabellos, intentando obtener de ti la sonrisa que conozco y que me hace tanto bien, esa con tus ojos cerrados como cuando me besas, con tu gesto de confianza serena, tu sonrisa de bienestar.
En este momento soy capaz de abarcar lo infinito, de comprender cualquier misterio, de alcanzar la perfección, y todo porque hago realidad esa posibilidad de amar en libertad, sin temores que opaquen la seguridad sobre la que me he sostenido, sin temblores que muevan mis sentimientos o mis pensamientos. En este momento, justo ahora, lo puedo todo, porque tú estás aquí.

martes, 14 de julio de 2009

Brisa

Importancia
Sergio Pérez Portilla

Tienes en tu cintura la brevedad del parpadeo, la elegancia del colibrí, la templanza del artesano y el dorado de los sueños. En ella, tu cintura, se condena a la impaciencia y se recompensa a la armonía, se concentra tu historia y se dispersa el desconcierto, nace mi mañana, descansa tu fuerza, brotan los renuevos y anidan los anhelos.
No hay saber en el mundo que logre explicar el contorno de tu cuerpo, ni momento que logre retenerlo, ni color que pueda pronunciarlo más. No hay adorno que te embellezca más que tu sonrisa, ni hay canción que te describa mejor que tu silencio. Ninguna suavidad se compara con tu piel bañada por el atardecer, con tu gesto cuando piensas, con tus labios cuando acaricias, ni con tus brazos cuando me ciñes y me dices que deje de escribir y que te vuelva a enamorar.

jueves, 9 de julio de 2009

Letras

A voces
Sergio Pérez Portilla

A sabiendas del riesgo que implica decirte lo mucho que me gustas, te escribo esta pequeña carta. En ella no irán regalos costosos –así que ya deja de buscar en el fondo del sobre–, no habrá esmeraldas ni perlas, ni collares ni anillos. Tampoco habrá frases melosas –creo–, a menos que me digas dónde dejaste mi corazón cuando te lo regalé tibio y palpitante apenas vi tu luz de preciosa princesa…
No, la verdad es que en realidad me gustas, y tu rostro no sólo es delicia de las mañanas mortecinas, ni tu silueta es únicamente la brecha sanada por la paz y la calma. Me seduce tu aroma, me intriga tu ausencia, me incita el desconcierto en tu semblante, la malicia de tus ideas y la pretención de tus acuarelas. Me gustas no porque eres como yo quisiera, sino porque eres justo como quiero que seas. Me gustas porque no te importa el crepúsculo en sí, tanto como caminar con él. Me gustas porque llegas cuando pienso que no lo harás, dándome calor ingente. Me gustas porque apresuras el paso y escondes las respuestas. Me gustas porque eres hermosa paloma y caricia de terciopelo.
Y así podría enumerar cada parte de tu cuerpo, cada momento de tu día, cada epifanía de tu interior. Y así podría seguir, perseguir e inventar. Y así podría acrecentar mi fruición en ti, lo podría. Pero esta pequeña misiva debe terminar, justa nota de la canción de mi vida. Te dejo un abrazo, esperando verte pronto. Adiós.


martes, 7 de julio de 2009


Póstumo
Sergio Pérez Portilla

Te extrañaré como la ceniza a la llama, a medianoche leeré las coplas que por ti escribí, las gritaré al lucero que rabioso busca su lugar, como yo te busqué a ti. Te ampararás en tus cerros, te internarás en ellos y quizá te pierdas, y yo te extrañaré aún más porque sabré que ninguna expedición te podría localizar, aunque tu tañido sea incesante, aunque tu presencia sea evidente, aunque tu rastro sea patente, habrá vestigio pero nunca te podré alcanzar.
Todo me recordará los lugares que no conocimos, los momentos que perdimos, los secretos que no dijimos, las verdades que disfrazamos de mentiras para no creerlas, las lágrimas que nunca lloramos, las sorpresas que jamás nos dimos.
Olvidaré tu forma de hablar, tu manera de andar, tu locura al vivir, tus caricias, tus gestos, tus abrazos, tu denuedo y tu compartir, y olvidaré tu nombre también.
Pero sabré que te extraño cuando vea al cielo y cuando baje la cabeza, cuando escuche el silencio o cuando corra mi corazón, lo sabré perfectamente cuando respire y cuando, como por arte de tu misma magia, pueda volver a dormir, a volar, a escribir.

domingo, 5 de julio de 2009

Léelo, por si ayuda

México no está conforme
Sergio Pérez Portilla

Cada vez que se realiza una jornada electoral, en estos últimos tiempos, la dinámica sigue siendo la misma: promoción hasta el hartazgo de los partidos políticos, que prefieren regalar playeras, paraguas, gorras, y algunos otros artículos publicitarios (¡claro!, ¿o acaso se trata de apoyos para el desarrollo individual que se manifieste en el colectivo? No. Son eso: publicidad) a buscar el diálogo sincero, el análisis de la realidad y la consecuente toma de decisiones basada en dicha lectura; luego, la descalificación mutua entre partidos; además las encuestas preliminares (con las que luego se abanderan los candidatos no electos, como si todos los encuestados hubiesen ido a votar); y por último, y no tratando de agotar el tema, está el voto del pueblo, que puede ser razonado, no razonado, o no emitido. Lo que nos interesa es hablar precisamente de este último punto: el voto.

El voto razonado es el mejor. Está basado en el conocimiento y en la comprensión de las propuestas de los candidatos, pero también se toma en cuenta el desenvolvimiento y la coherencia que ha tenido el partido que lo avala, sin llegar a emitir juicios condenatorios. Pero el voto razonado tiene algunas malinterpretaciones: existe el voto razonado basado en la conveniencia personal, en el cual, aunque se conozcan las deficiencias de las propuestas, se emite debido a que si resulta ganador dicho candidato (a veces lo es más por el partido) habrá una consecuencia favorable para el votante, aunque esto no implique en absoluto que haya una mejora para el país o para la localidad. Aquí encontramos a los “militantes” de hueso colorado. Otro error es el anular el voto, y explico por qué: quien lo defiende dice que se ha estudiado las propuestas y que ninguna es suficientemente buena, o que los candidatos en realidad no harán nada, o que los partidos buscan su conveniencia. Vamos aclarando el panorama: ninguna propuesta es en realidad buena para nuestro México, porque no hay al momento un solo partido que en sinceridad y honestidad busque el bien común dejando en último lugar (y no digo en segundo) el bien propio. Si siguiéramos esta ideología, entonces nunca deberíamos votar. Algunos más dicen que anular el voto es una forma de expresar la inconformidad de los ciudadanos con respecto a los gobernantes y sus prácticas egoístas. Pero, ¿es que acaso hay alguien que dude que estamos inconformes? ¡Claro que no! ¡México no está a gusto con sus dirigentes, y eso no es novedad para nadie! Y anular el voto, opino, no es la mejor opción en este día. Es cierto que hay que levantar la voz, pero no de esta manera, porque si el órgano encargado de controlar las elecciones tuviera una propuesta de con cierto número de votos anulados declarar desierta la convocatoria, y pedir otra vuelta con nuevos partidos y nuevos candidatos, con propuestas diferentes, entonces yo invitaría vehementemente al voto anulado. Pero no es así, no está contemplada una alternativa.

El voto no razonado, por otra parte, es el de aquellos que llegan sin conocer a los candidatos ni sus propuestas, pero que “cumplen con su deber cívico y hacen uso de sus derechos” al elegir a los próximos gobernantes. Si el voto razonado tiene sus bemoles, el no razonado es un volado, donde lamentablemente es más fácil equivocarse que atinarle.

Por último el voto no emitido, o el famoso y tan de moda abstencionismo. Es resultado de muchas cosas: lagunas mentales temporales (¿era hoy? ¡Se me olvidó!), exceso de trabajo durante la semana (¡no, hoy tengo que descansar!), don de clarividencia (¿para qué si ya sé que va a ser lo mismo de siempre?), entre otros. Una disculpa, pero no pude evitar los sarcasmos. El abstencionismo en realidad es una forma de dejar la responsabilidad propia en hombros de otros, y si esos otros no eligen con madurez, ¿cómo podemos quejarnos si nosotros mismos lo provocamos? Es un problema serio, porque no se logra ver (y me refiero únicamente a aquellos que pudiendo votar no lo hacen, no a aquellos que queriendo no pueden, porque no es regla general que querer es poder) que somos seres en relación, y de hecho estamos en una íntima relación con nuestros compatriotas. Lo que afecte a México, por mucho que me cueste verlo, me afecta a mí.

La invitación que podríamos hacer es esta: conocer las propuestas y en consecuencia votar, pero no dejar el proceso ahí, sino evaluar el trabajo realizado, haciendo lo que nos corresponde –que sería exigir a los elegidos, nunca decirles ganadores, que cumplan, porque la patria cada vez lo reclama más, y una gota derrama el vaso, y trabajar en conjunto con ellos–, para por una vez celebrar como nación soberana e independiente los resultados que nos den la dignidad de ciudadanos, y no celebrar simplemente los resultados de los comicios.

sábado, 4 de julio de 2009

Ahora

Suyo
Sergio Pérez Portilla

Cuentan los árboles que hace mucho le vieron pasar por aquí. Era pequeño y verde, como las manzanas, y veloz, como la imaginación. Dicen que sólo se detuvo un momento, posándose en las ramas del viejo almendro, viendo las flores extasiado, en un momentáneo arrebato que preñó de trinos los años posteriores, y después siguió su viaje hacia la ruta del sol, porque había nacido con él.
Siglos más tarde, un joven ciprés, grácil e ingenuo, aseguraba haberlo visto también. Iba rumbo a las montañas. La nieve resaltaba su presencia, y él a su vez hacía que todo brillara, y no había secretos.
Quienes lo han visto lo recuerdan como si apenas unos minutos antes lo hubiesen contemplado. Su huella no es simple sombra en la memoria, sino presencia duradera. Son muchos los que han sabido de él, y muchos también lo han defendido de los ataques de los rapaces predadores.
Yo lo vi un par de veces, incluso en alguna ocasión se detuvo en mi casa, y por eso lo busco. Su presencia regalaba confianza, su porte era firme, sereno, seguro. La verdad era su canto, la justicia su fragancia, se vestía de sinceridad y en sus pequeños ojos se reconocía la esperanza. Estoy seguro de que se presenta sencillo en este mundo porque nada podría contener su majestuosidad, y para que todos podamos admirarlo sin ser cegados por su luz verdadera. Yo lo he visto, y por eso lo busco.

miércoles, 1 de julio de 2009

Deudas


Honores
Sergio Pérez Portilla

Canto a la tierra y a las posibilidades, rutas del encanto y de la ensoñación, sendas que aguardan el trajinar de mis hermanos, viandantes como yo de estos lares.
Le canto a la vida sin fronteras, tal como en el principio, a las puertas abiertas, a las alas que el polluelo bate mientras ve al sol y al cielo, al manantial que brota franco y abundante, a la danza que comienza con mi cuerpo y sigue con mi espíritu hasta liberarme con ambos.
Le canto a la semilla que gozosa se adentra en el suelo fértil y se deja abrazar por la eternidad con su muerte, a la memoria que nos enseña del futuro lo que ningún destino ha escrito, a la letra que no dicta sentencia, que no condena ni juzga, la que no tiene miedo a ser verdad.
Le canto a la mujer y le canto al hombre, criaturas complejas que se unen de forma misteriosa y natural, excelsa y cotidiana, seres paradójicos, deseados, anhelantes.
Y canto también, sincero y humilde, al que en su sabiduría me enseñó a amar cantando, a cantar amando.