domingo, 17 de febrero de 2008

Historia

Sonrisas
Sergio Pérez Portilla

Hoy los vi, iban tomados de la mano y sonriendo, como un par de enamorados. Guiaban, o mejor dicho, eran guiados, por un pequeño perro blanco y negro, como los televisores de mi infancia, como ceniza entre nubes.
La noche recién comenzaba y no había indicios de lluvia, y el bochorno que se sentía alegraba la calle y las casas, además de los árboles que eran movidos por un aire del sur.
Los conocí el año anterior, los conocí como no da gusto conocer a nadie: tu partida me los presentó. Esa mañana me enteré que habías decidido emprender un camino diferente, aunque quizá sólo apuraste el que de todos modos debías andar, pero ni te culpo ni te olvido, aunque me pesó no haber hecho más, no haberte conocido más, escuchado más. Fui a tu casa acompañado y acompañando, y después de esperar tras tocar el timbre, lo vi a él. Luego, al preguntarle por ti, su cara no sonrió y pidió un momento. Ella abrió la puerta, y tampoco sonreía.
Palabras faltaron y sobraron, la hora fue inconveniente, pero más lo hubiera sido un poco más o un minuto después. Más tarde, salir, salir de ahí acongojado, reflexionando, buscando preguntas para las respuestas que ya estaban con nosotros.
Habíamos prometido volver, y así lo hicimos, un par de ocasiones los volví a ver, con la misma mirada esquiva, a ratos sobre tu fotografía, a ratos sobre el piso…
Luego ya no volvimos, aunque un par de veces me parece que lo vi a él, y quizá una vez a ella.
Pero hoy, hoy los volví a ver, a lo lejos, sí, pero juntos, como de seguro los quisiste ver siempre. ¡Y sonreían! Hasta yo sonreí al verlos, y sonreí al ver cómo ese pequeño perro les insistía ir por un camino no marcado. Hoy vi a tus padres y pensé en ti. Imaginé que ibas con ellos sonriendo, bromeando. Volví a pensar en ti, te recordé, y sonreí contigo.

Este pequeño escrito está dedicado a Yurietel, a quien tuve la oportunidad de conocer a través de un grupo de Iglesia. El año anterior se adelantó a todos nosotros. Era muy joven, casi una niña, y así la recuerdo.

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