martes, 12 de febrero de 2008

Escribo...

Si me esperas
Sergio Pérez Portilla

No tengo una botella donde meter mi carta, la carta en la que te pido que vengas a rescatarme, en la que suplico que voltees hacia este lado de la ciudad. No tengo una botella, ni siquiera el corcho que la cierra, ni siquiera el vino que podría tomarse de ella, ni siquiera la ola que la llevaría de un lado a otro en el suave vaivén de espumas y piedras. Pero sigo escribiendo, y lo hago unas veces por necedad, otras por capricho, unas más por necesidad y otras porque el olvido, el mismo olvido de siempre, soslaya las dudas del acaso me leerá.
La playa está desierta porque no estás, porque faltas, no porque no haya nadie más; la arena guarda la mitad de tus huellas, y el viento levanta a lo lejos papalotes y aves por igual, mientras el horizonte devora al sol y lo hace sangrar.
Hoy regreso y no quiero volver sin echar mi carta al mar, ¡pero no tengo la botella! ¿Qué haré entonces?, ¿cómo arrojarla sin el miedo de verla corromperse?, ¿cómo aventarla desnuda y sin futuro? Tiemblo. Es tuya, es por ti y para ti. Hoy regreso.
Guardaré en mi bolsillo la carta en la que te pido que vengas a rescatarme, la guardaré hasta encontrar la botella, el corcho, el vino y la ola…

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