viernes, 26 de marzo de 2010

Sábado por la tarde

Sábado por la tarde
Sergio Pérez Portilla

Así, recostada en mi pecho, sé que puedes escuchar el corazón que, embravecido unas veces, danzante otras, late para ti. Intento contener la respiración para que te sea más nítido el golpeteo, e intento besar tu frente y oler tu pelo.
Tus ojos cerrados podrían engañarme y hacerme creer que estás dormida, pero te conozco y sé que estás viajando en tus ideas, imaginando en un momento jardines coloridos y al siguiente decidiendo qué cenar. Eres el caos que me atrajo dentro de su locura.
Hay en la mesa de centro un par de cartas que nos enviaron nuestros amigos de la secundaria, y esperan ser leídas, pero no veo ni una pequeña probabilidad de que dejemos el sofá para abrir sobres y desdoblar hojas. Preferimos, estoy seguro, seguir descansando así, seguir disfrutando así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sergio:

Hermosa escena la que se imagina con tus palabras... envidiable, la verdad, un momento hermoso...
Cuidate
Recibe un fuerte abrazo
Con cariño ML

Sergio dijo...

¿Qué te podría decir? Hermoso de verdad.

Gracia por todo. ¡Un abrazo en Cristo, nuestro Señor!