jueves, 2 de abril de 2009

Jueves

Morir solo
Sergio Pérez Portilla

Y entonces callaste. En mi silencio vi el tuyo, con tus lágrimas llegaron mis miedos, y de repente estuve tan solo, me sentí tan desvalido.
Quisiera haberte soñado, haber soñado la calle por la que apenas ayer caminamos, haber soñado el nombre que apenas ayer pronunció con emoción la voz que hoy, cobarde, se ha escondido. Me gustaría haberte soñado, y que no fuera más que mera ilusión tu sonrisa, y que se vistiera de quimera tu piel, que nunca la hubiera rozado.
Sigues viendo hacia los intersticios y te sigues escabullendo en ellos, sigue tu ausencia tan concreta a dos pasos de mí.
Cambiaría la música si eso me hiciera haberte soñado, y así sería poco más que nada lo que me dijiste cuando hablamos siglos interminables, lo que me contaste y lo que ya olvidaste que sé después de haber escuchado atento tus miradas.
Quisiera haberte soñado porque así, simplemente, no te estaría causando tanto dolor.

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