miércoles, 30 de enero de 2008

De fotografías mentales

Abstracción
Sergio Pérez Portilla

Me asomé a la ventana del autobús, la del lado izquierdo, y vi el sol. Era tarde ya, por lo que el rojo de la puesta ya estaba encendido cual brasa de chimenea. Intenté tomarle una fotografía haciendo un cuadro con mis manos y un click con mi voz. Mis ojos lo retuvieron durante unos segundos y luego procesé la imagen en mi cerebro. Aguardé, paciente, para que no se velara y se perdiera en el olvido. En medio de mis recuerdos de todos los colores, brotó primero la luciérnaga en medio de la noche, luego creció y fue el sol de la tarde. Estaba ahí, tal como lo vi, por encima de los edificios y en medio de los árboles en lontananza. Sugerí un marco de madera rústica, pero uno de herrería intentaba imponerse. Ganó la madera, café, con tintes de azafrán y carbón, y me sentí satisfecho. Lo coloqué encima del buró que está al lado de mi cama, y lo observé en silencio. Volví a abrir mis ojos y el camión estaba llegando a la terminal, con sólo cuatro pasajeros además de mí. Bajé y no quise voltear atrás para contemplar al modelo, ya no, ya lo tenía conmigo, y vendría acá, adelante, a donde yo fuera, a donde yo voy.

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