viernes, 30 de julio de 2010

Leyendas

Leyendas
Sergio Pérez Portilla

Ayer le hablé de tus ojos a las mariposas, y ellas volaron entre las flores, elevándose con gracia y dejando que los rayos del sol las acariciaran. De un lado a otro, de segundo en segundo, de nota en nota, así hicieron música visible.
Fueron poesía las frutas del jardín cuando, muy cerca de ellas, susurré que tu piel es suave como la brisa que nace cerca de la cascada. Fueron poesía que mis manos pudieron tocar.
Por la noche, las estrellas colorearon el cielo con sus mechones, y pude escuchar desde la pequeña piedra en donde sentado estaba, pensando en ti, la grandeza del infinito. ¡Pude ver el infinito!
Y hoy que estás delante de mí, me doy cuenta de que la música que veo a través de tus ojos, que la poesía que tu piel me dicta cuando la recorro, que la grandeza de pensar en lo poco que hemos vivido y lo mucho que tenemos por vivir sólo tienen sentido cuando me dices que me amas, porque ahí se une tu sentir con el mío, mi pensamiento con el tuyo, el ahora con el será, ahí se unen, seguras de sí, nuestras vidas mismas. Es ahí donde el beso deja de ser una trivialidad y se convierte en la manifestación del corazón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es ahí donde el beso deja de ser una trivialidad y se convierte en la manifestación del corazón.
............
jajaj lo leì antes qee todos!! jajajjajaj!!!

VORA

Anónimo dijo...

alguien dijo, soy el màs valiente porque me atrevo a decir soy amado.
Mucho de eso tiene tu escrito y sobre todo necesitaba un pretexto para compartir esta frase de Tomas Segovia que acabo de descubrir.
un beso

Sergio dijo...

Vo, Ix, ¿qué decir? ¡Somos amados!