viernes, 13 de marzo de 2009

Puedo

Promesas
Sergio Pérez Portilla

Si me vieras con tus ojos oscuros y serenos, y con ellos me llevaras a caminar…
Me inquieta darme cuenta de la clausura que hoy se acaba, de la puerta que hoy se abre, de la búsqueda que en ti encuentra su final. Me inquieta porque no sé qué podría pasarme, o pasarte, o mejor –o peor– aún, qué podría pasarnos.
Como dice la canción: eres cielo cuando atrapas a la luna en tus pupilas…

Si me acariciaras con tu boca, si me sonrieras con ella, si me dijeras que nadie te ha pensado más que yo…
Me intriga la luz de esta habitación, la música que escucho, la fragancia que nace de madrugada, la cadencia de tus manos cuando piensas y callas.
Como dice el poeta: me gustas cuando callas…

Si me dieras un segundo de tus años y un pequeño espacio de tus miles de caminos, podríamos contarnos la misma historia y cantarnos la misma esperanza.

Imagino que nunca somos conscientes de lo que somos capaces de provocar en los demás, pero estoy seguro, por sobre todas las cosas, que nunca sabrás cuánto tú en mí. Y después de todo, por supuesto, después siempre queda la misma sensación, esa mezcla entre paz e inseguridad que nos hace caminar creyendo que podemos, pero sin saber si ese día llegará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola sergio!

solo paso a saludarte

está lindo... es una despedida?? tal vez si, pero con mucha esperanza de algún día poder caminar juntos...

espero que esa inquietud no se estacione mucho tiempo evitando mirar hacia una nueva búsqueda

cuidate mucho!

Sergio dijo...

Ha pasado tanto tiempo -casi dos meses- que lo que me doy cuenta es de que no se trataba de una despedida. La despedida funciona cuando se es firme. No, más bien es un canto de esperanza, de mucha esperanza.
Es algo que tego mucho hoy, pero por demasiadas cosas: mi familia vieja y nueva, mis amigos viejos y nuevos, mis gustos y entretenimientos viejos y nuevos, y, claro, mi Dios eterno.

Gracias.