Es lógico que cualquier escrito contenga un mínimo, y a veces el máximo, pensamiento de su autor. Este demuestra mucho de lo que en realidad creo.
Costumbres extrañas
Sergio Pérez Portilla
No me gusta agradecerte por tus caricias ni por tus detalles, mucho menos por tu mirada diáfana. No me gusta agradecerte porque empobrece el momento: mil gracias consecutivas no llegarían ni a la mitad de tus actos, mucho menos de tus pensamientos. No me gusta agradecerte porque muchas veces al no hacerlo pensarías que algo no me agradó, siendo que el asombro me deja en ocasiones con más lágrimas que palabras, con más escalofríos que movimientos, con tal afasia que parece olvido.
No me gusta decirte gracias, a veces siento que ofende la palabra, y aunque esté enamorado de ellas no siempre se visten para la ocasión.
Prefiero conquistarte cada día, susurrarte en tus labios que me matan tus caricias y tu mirada límpida, abrazarte con ternura y con arrebato alejarme de ti. Prefiero no acostumbrarme ni acostumbrarte. Prefiero ser sincero más que educado, aunque pretendo ser de ambas formas. Te prefiero a ti y por eso no puedo agradecerte, no me gusta agradecerte. Te prefiero a ti, siempre a ti.
Costumbres extrañas
Sergio Pérez Portilla
No me gusta agradecerte por tus caricias ni por tus detalles, mucho menos por tu mirada diáfana. No me gusta agradecerte porque empobrece el momento: mil gracias consecutivas no llegarían ni a la mitad de tus actos, mucho menos de tus pensamientos. No me gusta agradecerte porque muchas veces al no hacerlo pensarías que algo no me agradó, siendo que el asombro me deja en ocasiones con más lágrimas que palabras, con más escalofríos que movimientos, con tal afasia que parece olvido.
No me gusta decirte gracias, a veces siento que ofende la palabra, y aunque esté enamorado de ellas no siempre se visten para la ocasión.
Prefiero conquistarte cada día, susurrarte en tus labios que me matan tus caricias y tu mirada límpida, abrazarte con ternura y con arrebato alejarme de ti. Prefiero no acostumbrarme ni acostumbrarte. Prefiero ser sincero más que educado, aunque pretendo ser de ambas formas. Te prefiero a ti y por eso no puedo agradecerte, no me gusta agradecerte. Te prefiero a ti, siempre a ti.
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