Paciencia y prisa
Sergio Pérez Portilla
Te escucho ulular, te busco y después de unos instantes te veo ahí, esperando con paciencia. Señoreas con garbo y delicadeza, con elegancia y sin desdén. Ave nocturna de grandes ojos y andar pausado, ave de sueños, de limpias plumas y grandes alas.
Aprisionas la rama que te sostiene mientras miras a un lado y a otro. Buscas, escuchas, volteas, vuelves a buscar. Es probable que te estén esperando, que el viento no sople, que la noche te pierda, que la luna se esconda, que la rama no cruja y que sigas buscando.
Yo tengo que partir, sólo iba de paso. Mi casa está allá, a tres calles y cinco puertas. Te veo, me ves, y sigo avanzando. A lo lejos volteo, y a lo lejos tú sigues buscando.
Sergio Pérez Portilla
Te escucho ulular, te busco y después de unos instantes te veo ahí, esperando con paciencia. Señoreas con garbo y delicadeza, con elegancia y sin desdén. Ave nocturna de grandes ojos y andar pausado, ave de sueños, de limpias plumas y grandes alas.
Aprisionas la rama que te sostiene mientras miras a un lado y a otro. Buscas, escuchas, volteas, vuelves a buscar. Es probable que te estén esperando, que el viento no sople, que la noche te pierda, que la luna se esconda, que la rama no cruja y que sigas buscando.
Yo tengo que partir, sólo iba de paso. Mi casa está allá, a tres calles y cinco puertas. Te veo, me ves, y sigo avanzando. A lo lejos volteo, y a lo lejos tú sigues buscando.
1 comentario:
Tienes razón, esos animales están como buscando. Sabes, me hace recordar este tu escrito que la lechuza me hace sonreír, y mucho. Que cosas, no?!
Necesito leer más, escribe anda, escribe más y más.
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