Vida
Sergio Pérez Portilla
El deseo de soñar con lo que amo. La sensación de haber hecho lo que debía. Los cien rostros sin nombre que vi hoy. Las cartas que leí y que me hicieron fantasear.
Un camino del que conozco su principio y su final, pero no sus vueltas y recovecos. Una palabra que dice mucho, y cuanto más la pienso dice más, y cuando la digo lleva ya parte de mí. Unas manos que se estrechan sin reparos. Unos niños con los ojos abiertos, con la boca sonriente.
Ayer, mañana. Cenit y nadir. Lluvia, lluvia, lluvia.
¡Lo sé, lo siento! ¡Estoy vivo!
Sergio Pérez Portilla
El deseo de soñar con lo que amo. La sensación de haber hecho lo que debía. Los cien rostros sin nombre que vi hoy. Las cartas que leí y que me hicieron fantasear.
Un camino del que conozco su principio y su final, pero no sus vueltas y recovecos. Una palabra que dice mucho, y cuanto más la pienso dice más, y cuando la digo lleva ya parte de mí. Unas manos que se estrechan sin reparos. Unos niños con los ojos abiertos, con la boca sonriente.
Ayer, mañana. Cenit y nadir. Lluvia, lluvia, lluvia.
¡Lo sé, lo siento! ¡Estoy vivo!
2 comentarios:
Orale! muy animoso. Me alegra porque solo puede provenir de un escritor muy contento, por cierto la imagen muy atinada. ¿Y si hoy disfrutamos de la lluvia? TAmo!
¡Hola! Pues ya sabes que vivir en sí mismo es una alegría, y la felicidad a su vez da sentido a la vida. ¿Complicado? No, en absoluto, al contrario: es simplemente un hecho. Gracias por todo. ¡A disfrutar de la lluvia y de la vida!
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