Buenos ministros
Sergio Pérez Portilla
Los ministerios son servicios que brotan de una comunidad con la intención de solventar las necesidades de la misma. Surgen de ella, en ella y para ella. Un ministro, por su parte, es el encargado de guiar el ministerio.
Henri J. Nouwen (1932-1996) comprendió perfectamente cuál era la misión del ministro y, a partir de ahí, la visión que debía tener. En Un ministerio creativo (PPC, Madrid, 1998, 165 pp.) nos presenta las necesidades de una verdadera actividad ministerial, guiado por una impostergable actitud creadora e innovadora.
¿Cuál es el problema al que se enfrentan los ministros, según Nouwen? El problema radica en que “muchos de esos hombres han dado tanto de sí mismos en sus actividades pastorales diarias, a menudo tan absorbentes, que se sienten vacíos, exhaustos, cansados, y, muchas veces, desilusionados”, por lo que su ministerio se ve impregnado por su condición.
De acuerdo con ese análisis, los puntos en los que se debe prestar atención primordialmente son cinco: a) la enseñanza, b) la predicación, c) el cuidado pastoral individual, d) la organización, y e) la celebración. En cada uno de ellos se debe hacer un cambio de perspectiva para que el servicio sea fructífero. La enseñanza debe ser redentora, más que violenta o fría transmisión de datos; la predicación debe ser mucho más que volver a contar una historia conocida que ya no dice nada, sino que el predicador debe abajarse y estar con el pueblo, diríamos en una palabra, debe dar testimonio; para la atención pastoral se busca más que una hábil respuesta, una verdadera negación de sí mismo para dejar a Dios actuar a través de él; la organización no redunda en estructuras, sino en la relación entre el hombre que vive en una sociedad y a la vez tiene una interioridad; y la celebración, por último, tiene mucho más que ver con la obediencia que hace partícipes del reino de los cielos, que con el ritualismo.
Sobra decir que la lectura se vuelve fluida y amena. Un libro más que recomendamos para leer en una tarde y con un café.
Sergio Pérez Portilla
Los ministerios son servicios que brotan de una comunidad con la intención de solventar las necesidades de la misma. Surgen de ella, en ella y para ella. Un ministro, por su parte, es el encargado de guiar el ministerio.
Henri J. Nouwen (1932-1996) comprendió perfectamente cuál era la misión del ministro y, a partir de ahí, la visión que debía tener. En Un ministerio creativo (PPC, Madrid, 1998, 165 pp.) nos presenta las necesidades de una verdadera actividad ministerial, guiado por una impostergable actitud creadora e innovadora.
¿Cuál es el problema al que se enfrentan los ministros, según Nouwen? El problema radica en que “muchos de esos hombres han dado tanto de sí mismos en sus actividades pastorales diarias, a menudo tan absorbentes, que se sienten vacíos, exhaustos, cansados, y, muchas veces, desilusionados”, por lo que su ministerio se ve impregnado por su condición.
De acuerdo con ese análisis, los puntos en los que se debe prestar atención primordialmente son cinco: a) la enseñanza, b) la predicación, c) el cuidado pastoral individual, d) la organización, y e) la celebración. En cada uno de ellos se debe hacer un cambio de perspectiva para que el servicio sea fructífero. La enseñanza debe ser redentora, más que violenta o fría transmisión de datos; la predicación debe ser mucho más que volver a contar una historia conocida que ya no dice nada, sino que el predicador debe abajarse y estar con el pueblo, diríamos en una palabra, debe dar testimonio; para la atención pastoral se busca más que una hábil respuesta, una verdadera negación de sí mismo para dejar a Dios actuar a través de él; la organización no redunda en estructuras, sino en la relación entre el hombre que vive en una sociedad y a la vez tiene una interioridad; y la celebración, por último, tiene mucho más que ver con la obediencia que hace partícipes del reino de los cielos, que con el ritualismo.
Sobra decir que la lectura se vuelve fluida y amena. Un libro más que recomendamos para leer en una tarde y con un café.
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