Viandantes
Sergio Pérez Portilla
Si me dieras un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris…
El barro ha sido moldeado, cocido, pintado, y aun así se puede romper. ¿Qué se mantendrá de pie después de la tormenta? ¡No todo puede perderse! Caos y confusión. Tohu vabohu. Caos y confusión.
¿Todo en orden? No. ¿Todo al azar? De ninguna manera. Es todo en movimiento. Un fluir constante agarrado de un permanecer sin condiciones. Y todo río es llamado por el mar, pero hay muchos que su cauce se extravía, por ellos o por otros. Hay unos más que poco a poco disminuyen su paso y desaparecen en medio de las piedras, a un lado de la tierra. ¡Pero sin duda hay cientos más que día a día están llegando al encuentro!
Ríos peregrinos reunidos en un único mar.
Acompáñame a través de las piedras, busquemos al mar que nos espera. Dame un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris, para ser contigo calma, eternidad y razón.
Sergio Pérez Portilla
Si me dieras un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris…
El barro ha sido moldeado, cocido, pintado, y aun así se puede romper. ¿Qué se mantendrá de pie después de la tormenta? ¡No todo puede perderse! Caos y confusión. Tohu vabohu. Caos y confusión.
¿Todo en orden? No. ¿Todo al azar? De ninguna manera. Es todo en movimiento. Un fluir constante agarrado de un permanecer sin condiciones. Y todo río es llamado por el mar, pero hay muchos que su cauce se extravía, por ellos o por otros. Hay unos más que poco a poco disminuyen su paso y desaparecen en medio de las piedras, a un lado de la tierra. ¡Pero sin duda hay cientos más que día a día están llegando al encuentro!
Ríos peregrinos reunidos en un único mar.
Acompáñame a través de las piedras, busquemos al mar que nos espera. Dame un poco de tu brisa, un segundo de tu tarde y un color de tu arcoíris, para ser contigo calma, eternidad y razón.
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