Estrellas de los pastos
Sergio Pérez Portilla
Hoy bailaré contigo a la luz de las luciérnagas, estrellas de los pastos, farolas de los bosques. Tomaré tu mano y tu cintura, y me acercaré a ti con dulzura, y te sonreiré y me sonreirás, y te recostarás entre mi pecho y mi hombro, y nuestros corazones latirán como uno solo, y nuestra música será llevada por el viento en derredor nuestro.
Bailaremos sobre hojas secas, sobre pétalos frescos, sobre sueños cumplidos. Bailaremos con la luna, bajo las estrellas, bajo el cielo inmenso y embriagador. Bailaremos sin hablar, escuchándonos, perteneciéndonos más a cada segundo, sabiendo que el ser mía no te quita libertad, y que el ser tuyo no me limita en absoluto. Bailaremos mientras la lluvia vive y mientras las burbujas siguen, y daremos vueltas y tendremos arrebatos.
Y más tarde, después de bailar, caminaremos de vuelta a casa, sonriendo como tontos, que no es otra cosa que estar enamorados. Caminaremos y te empujaré un poco, y tú me golpearás el brazo, y luego nos abrazaremos y uniremos en un beso, y nos diremos tantos te amo como lo permitan cada uno de nuestros pasos.
Sabes que no sé bailar, pero por ti bailaré contigo esta noche, a la luz de las luciérnagas, al calor de tu aliento, al compás de tu andar.
Sergio Pérez Portilla
Hoy bailaré contigo a la luz de las luciérnagas, estrellas de los pastos, farolas de los bosques. Tomaré tu mano y tu cintura, y me acercaré a ti con dulzura, y te sonreiré y me sonreirás, y te recostarás entre mi pecho y mi hombro, y nuestros corazones latirán como uno solo, y nuestra música será llevada por el viento en derredor nuestro.
Bailaremos sobre hojas secas, sobre pétalos frescos, sobre sueños cumplidos. Bailaremos con la luna, bajo las estrellas, bajo el cielo inmenso y embriagador. Bailaremos sin hablar, escuchándonos, perteneciéndonos más a cada segundo, sabiendo que el ser mía no te quita libertad, y que el ser tuyo no me limita en absoluto. Bailaremos mientras la lluvia vive y mientras las burbujas siguen, y daremos vueltas y tendremos arrebatos.
Y más tarde, después de bailar, caminaremos de vuelta a casa, sonriendo como tontos, que no es otra cosa que estar enamorados. Caminaremos y te empujaré un poco, y tú me golpearás el brazo, y luego nos abrazaremos y uniremos en un beso, y nos diremos tantos te amo como lo permitan cada uno de nuestros pasos.
Sabes que no sé bailar, pero por ti bailaré contigo esta noche, a la luz de las luciérnagas, al calor de tu aliento, al compás de tu andar.