Implicaciones
Sergio Pérez Portilla
Anoche abrí mis cortinas, y la luz de la luna, hermosa dama nocturna, artífice de mareas altas y de cantos y de poemas, esa luz entró en mi casa. Era luna plena. La abracé con la mirada, a la blanca luna, y me maravillé de su piel. La recorrí con denuedo, intenté aprenderla con los ojos cerrados, y cerrados los ojos la besé con mis sueños.
Pasaron horas, brisas también, frescura del sereno, rocíos del amanecer, y la luna seguía bella iluminando y haciendo florecer anhelos, y mil oraciones fueron dichas y escuchadas mientras yo saboreaba su plenitud.
Mi ventana fue el marco, el cielo lienzo, y el Creador el artista que plasmó de manera excepcional su destreza y su sabiduría, su amor y su algarabía en la plena luna de noviembre. Ya vendrá el día, pero la luna no se irá: será luna matutina, luna de mañana, luna vespertina, luna de mi mañana.
Sergio Pérez Portilla
Anoche abrí mis cortinas, y la luz de la luna, hermosa dama nocturna, artífice de mareas altas y de cantos y de poemas, esa luz entró en mi casa. Era luna plena. La abracé con la mirada, a la blanca luna, y me maravillé de su piel. La recorrí con denuedo, intenté aprenderla con los ojos cerrados, y cerrados los ojos la besé con mis sueños.
Pasaron horas, brisas también, frescura del sereno, rocíos del amanecer, y la luna seguía bella iluminando y haciendo florecer anhelos, y mil oraciones fueron dichas y escuchadas mientras yo saboreaba su plenitud.
Mi ventana fue el marco, el cielo lienzo, y el Creador el artista que plasmó de manera excepcional su destreza y su sabiduría, su amor y su algarabía en la plena luna de noviembre. Ya vendrá el día, pero la luna no se irá: será luna matutina, luna de mañana, luna vespertina, luna de mi mañana.