Mañanas frías, tardes de sol
Sergio Pérez Portilla
Si hubieras dicho que sí ayer, hoy estaríamos pensando en mañana, en los lugares que podríamos recorrer tomados de las manos y abrazados por el viento, y sabríamos que lo corto de los días nos haría robarle momentos a la noche.
Si hubieras dicho que sí con tus ojos y con tu voz, con tus ojos que brillan como jardín vivo, con tu voz que suena como el río que corre y da vida, si lo hubieras hecho o al menos intentado, yo habría insistido lo suficiente para no presionar, pero lo justo para que supieras que lo quería intentar, a pesar de todas las incertidumbres.
Si tus manos pequeñas y tiernas hubieran tocado las mías buscando conocerse más de lo debido, quizá…
Nuevamente escribí con ese estúpido condicional que me hace saber que no es real lo que escribo, y con ese ilógico hubiera que en lugar de acercar aleja toda esperanza. Pero sé que al usarlos me voy dando cuenta de qué cosas son ciertas, y cuáles simplemente no lo serán.
Hasta mañana.
Sergio Pérez Portilla
Si hubieras dicho que sí ayer, hoy estaríamos pensando en mañana, en los lugares que podríamos recorrer tomados de las manos y abrazados por el viento, y sabríamos que lo corto de los días nos haría robarle momentos a la noche.
Si hubieras dicho que sí con tus ojos y con tu voz, con tus ojos que brillan como jardín vivo, con tu voz que suena como el río que corre y da vida, si lo hubieras hecho o al menos intentado, yo habría insistido lo suficiente para no presionar, pero lo justo para que supieras que lo quería intentar, a pesar de todas las incertidumbres.
Si tus manos pequeñas y tiernas hubieran tocado las mías buscando conocerse más de lo debido, quizá…
Nuevamente escribí con ese estúpido condicional que me hace saber que no es real lo que escribo, y con ese ilógico hubiera que en lugar de acercar aleja toda esperanza. Pero sé que al usarlos me voy dando cuenta de qué cosas son ciertas, y cuáles simplemente no lo serán.
Hasta mañana.
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