Primaveras
Sergio Pérez Portilla
Te esperaré, te esperaré por la mañana cuando llegue la luz, cuando seas mi día, con los sueños abiertos, con esta sonrisa que es más tuya que mía…
Te esperaré y no tendré otra cosa que hacer más que darte la bienvenida, abrazarte y verte a los ojos como hace tanto no lo hago, y como hace tanto no lo haces.
El manzano del huerto aún aguarda el tiempo propicio, el tiempo en que las manzanas vengan donde él y él las abrace con sus ramas. Manzanas verdes, pequeñas e inquietas, alegres y traviesas.
No quiero perderme en la impaciencia, ni quiero que pese el silencio, pues lo que había de decirse dicho está, y lo que había de esperar aguarda ya.
No necesitas decirme nada, ni por qué te fuiste ni el porqué de tu retraso. No necesitas explicarme nada, sólo basta con que llegues.
Sergio Pérez Portilla
Te esperaré, te esperaré por la mañana cuando llegue la luz, cuando seas mi día, con los sueños abiertos, con esta sonrisa que es más tuya que mía…
Te esperaré y no tendré otra cosa que hacer más que darte la bienvenida, abrazarte y verte a los ojos como hace tanto no lo hago, y como hace tanto no lo haces.
El manzano del huerto aún aguarda el tiempo propicio, el tiempo en que las manzanas vengan donde él y él las abrace con sus ramas. Manzanas verdes, pequeñas e inquietas, alegres y traviesas.
No quiero perderme en la impaciencia, ni quiero que pese el silencio, pues lo que había de decirse dicho está, y lo que había de esperar aguarda ya.
No necesitas decirme nada, ni por qué te fuiste ni el porqué de tu retraso. No necesitas explicarme nada, sólo basta con que llegues.