Iré subiendo de vez en cuando minicuentos, o no sé cómo llamarlos. Aquí están dos.
De momentos
Sergio Pérez Portilla
Tropecé con ella mientras bajaba las escaleras de mi departamento. Fue un segundo, pero me pareció que eran mil, ¡un momento, creo que fueron mil y me pareció tan sólo uno!¡Un momento, no tropecé con ella, ella tropezó conmigo!¡Un momento, yo no vivo en ningún edificio de departamentos!¡Un momento...!
Por qué
Sergio Pérez Portilla
He aprendido que la vida no es juego, y si lo es, es uno que no sé jugar, y si lo sé, es uno en el que nunca he podido ganar, y si he podido, he ganado haciendo trampa, y si la he hecho, siempre me ha ido mal. Por eso aprendí que la vida no es un juego.
De momentos
Sergio Pérez Portilla
Tropecé con ella mientras bajaba las escaleras de mi departamento. Fue un segundo, pero me pareció que eran mil, ¡un momento, creo que fueron mil y me pareció tan sólo uno!¡Un momento, no tropecé con ella, ella tropezó conmigo!¡Un momento, yo no vivo en ningún edificio de departamentos!¡Un momento...!
Por qué
Sergio Pérez Portilla
He aprendido que la vida no es juego, y si lo es, es uno que no sé jugar, y si lo sé, es uno en el que nunca he podido ganar, y si he podido, he ganado haciendo trampa, y si la he hecho, siempre me ha ido mal. Por eso aprendí que la vida no es un juego.
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