Que vuelva
Sergio Pérez Portilla
Dios quiera que vuelva el sol de debajo de los mares, de detrás de los cielos, de más allá del atardecer, pues allá ha sido llevado por la capa negra de la soledad, sangrando sobre las aguas y dejando vestigios de su canción.
Dios quiera que regrese el minuto que antecede al mañana, y deje un pasado para el hoy y un ahora para el después, cumpliendo así con la esperanza, haciéndola experiencia concreta de amor, igual de cierta pero más tangible y menos lejana.
¿Y para qué han de volver el sol y el minuto? ¿Para vivir el ayer? No, pues eso sería tener el mismo vivir, sin crecimiento de ninguna forma. No, que vuelvan, pero recién nacidos, renovados y renovantes. Así, con el conocimiento de lo vivido podría atreverme a pedirle al Creador que me permitiera corregir mis errores. No borrarlos, sino aprender de ellos. Corregir es trabajar con el error, hacerlo herramienta de madurez.
Dios quiera que vuelva el sol, a su debido tiempo, y que vuelva el minuto, en su justo lugar.
Sergio Pérez Portilla
Dios quiera que vuelva el sol de debajo de los mares, de detrás de los cielos, de más allá del atardecer, pues allá ha sido llevado por la capa negra de la soledad, sangrando sobre las aguas y dejando vestigios de su canción.
Dios quiera que regrese el minuto que antecede al mañana, y deje un pasado para el hoy y un ahora para el después, cumpliendo así con la esperanza, haciéndola experiencia concreta de amor, igual de cierta pero más tangible y menos lejana.
¿Y para qué han de volver el sol y el minuto? ¿Para vivir el ayer? No, pues eso sería tener el mismo vivir, sin crecimiento de ninguna forma. No, que vuelvan, pero recién nacidos, renovados y renovantes. Así, con el conocimiento de lo vivido podría atreverme a pedirle al Creador que me permitiera corregir mis errores. No borrarlos, sino aprender de ellos. Corregir es trabajar con el error, hacerlo herramienta de madurez.
Dios quiera que vuelva el sol, a su debido tiempo, y que vuelva el minuto, en su justo lugar.