Pilares
Sergio Pérez Portilla
El tiempo pasa tan sutil como inevitablemente, sin pedir permiso, sin avisar, únicamente avanza con su modesta paciencia y su eterna falta de altivez. Recuerdo a mis amigos de la infancia. Hoy ya casi no los veo, pero aún están impresas las aventuras que juntos vivimos, nuestros secretos siguen escondidos en las calles y en las bardas, y sus nombres todavía están escritos en el corazón.
Al evocar mi ayer también se presentan los antiguos amores, aquellos que con sus besos pueriles dejaban más dudas que certezas, o aquellos de la juventud que hicieron despertar nubes y embarcaciones, y llenaron los días de lluvias y de gris, de magia y de sol. Todos ellos me ayudaron a entender que hay en el hombre un misterio posible de conocer pero muy difícil de comprender.
Hoy conservo algunos amigos y tengo otros nuevos, por quienes haría las bromas más estúpidas con tal de conseguir una sonrisa suya, por quienes hago de la noche camino y de nuestros minutos un tesoro, por quienes me alegro de su alegría y también con quienes comparto su aflicción.
Y hoy, hoy también tengo un nuevo amor, un amor que hace de mis días música, milagro, color, magia, lluvia y sol.
Sergio Pérez Portilla
El tiempo pasa tan sutil como inevitablemente, sin pedir permiso, sin avisar, únicamente avanza con su modesta paciencia y su eterna falta de altivez. Recuerdo a mis amigos de la infancia. Hoy ya casi no los veo, pero aún están impresas las aventuras que juntos vivimos, nuestros secretos siguen escondidos en las calles y en las bardas, y sus nombres todavía están escritos en el corazón.
Al evocar mi ayer también se presentan los antiguos amores, aquellos que con sus besos pueriles dejaban más dudas que certezas, o aquellos de la juventud que hicieron despertar nubes y embarcaciones, y llenaron los días de lluvias y de gris, de magia y de sol. Todos ellos me ayudaron a entender que hay en el hombre un misterio posible de conocer pero muy difícil de comprender.
Hoy conservo algunos amigos y tengo otros nuevos, por quienes haría las bromas más estúpidas con tal de conseguir una sonrisa suya, por quienes hago de la noche camino y de nuestros minutos un tesoro, por quienes me alegro de su alegría y también con quienes comparto su aflicción.
Y hoy, hoy también tengo un nuevo amor, un amor que hace de mis días música, milagro, color, magia, lluvia y sol.