viernes, 19 de noviembre de 2010

Viviendo


Viviendo
Sergio Pérez Portilla

Vivir como el arroyo, conociendo orillas y fondos, viajando entre suelos fríos o rayos de sol, alisando piedras y cantando mañanas, fluyendo, siguiendo un cauce y causando amores.
Vivir como los bosques, creciendo en el humilde silencio, dando hojas al viento para que las eleve y aleje, floreciendo y vistiendo de gala a los suelos, guardando en su memoria las tradiciones y las voces, permaneciendo, arraigando amores.
Vivir como las aves, eligiendo el viento vagabundo, el amanecer y el crepúsculo, durmiendo al ocaso del día, aprendiendo a volar y aprendiendo a descansar, despertando amores.
Vivir, a veces, simplemente viviendo, sin querer nada más que el sencillo respirar, el eterno caminar, el bálsamo del sonreír, el paciente escuchar o el inquieto compartir. Vivir simplemente viviendo, sin intentar más. Vivir, como sea, pero nunca dejar de hacerlo. Para morir físicamente habrá un día, no hay duda. Pero podríamos usar nuestra vida para ir muriendo, y eso sería ya empezar a morir. Vivir sabiendo que se ha de morir, pero no vivir muriendo.